
Si se torna tu nave, una galera
y el destino se queda entre sus remos
no abandones el mar que te sustenta,
y que impulsa tus días más quebrados
Recuerda que aun te quedan las velas
que dibujan mañanas hacia el viento.
Con ahínco y esfuerzo el barco gira,
con tesón y valor llega hasta el puerto.
Pero ay de ti marinero si en proa situado
creyeses que tu mar es infinito
y la luna creciente no asomase.
Porque el mundo es redondo
como lo son los sueños,
y es por eso que botan y se rebotan
lejos del marinero, que los soñó.
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