domingo, 22 de marzo de 2009

Ricardo Serna


Ricardo Serna es, por encima de cualquier definición, lo que él se siente. Lo tiene claro y así lo manifiesta en su web.
"Me llamo Ricardo Serna y soy escritor. Tengo dicho en algún sitio –no recuerdo dónde- que cada uno es lo que siente"
Un hombre así de contundente debe entonces haber entendido bien su misión en la vida. A Ricardo, Zaragozano de nacimiento le apasiona “diseñar vidas y destinos” y lo hace muy bien.
Yo, lectora en mi libre albedrío, me permito sacar a veces conclusiones que no dejan de ser hipótesis de un pensamiento seguramente poco adiestrado y una de ellas, es la de imaginar al hombre o mujer que hay detrás de un estilo literario. Y aunque son pocas las ocasiones en que he podido satisfacer esta curiosidad, creo que en el caso de Ricardo se cumple. Pero no desvelaré las razones, que por otro lado no vienen al caso, que me traen esa concordancia, aunque sí revelaré que el estilo exquisito y académico de sus textos se corresponde a la perfección con el porte del autor y sus amables maneras.
Las circunstancias que me llevaron a conocer a Ricardo Serna fueron muy particulares y profundamente especiales para mí. De eso hace ya unos cuantos años y desde entonces espero con ilusión cada nueva novela que publica. Me interesa el escritor y me interesa la persona. Un profesor y un escritor capaz de disculpar mi ingratitud cuando no respondo con mi tiempo como debería. Un aragonés amante de su tierra, de sonrisa amable y hablar pausado. Educado y culto, profundamente interesado por la vida y capaz de sacudirse con aplomo “Los días amargos” Editorial Combra, 2.000 y regresar de nuevo como “Caballero(s) de la luz” Ediciones Arbalea 2005 para desafiar a ese tiempo imperceptible con “El laberinto de los goliardos” Ediciones Arbalea 2006. Como una línea imaginada de la vida, la suya supongo se va desgranando poco a poco en cada alumbramiento literario.
Me gusta el autor pero más me alegra haber conocido a la persona que hay tras las palabras y considerarla sobre toda definición posible, un amigo. No, un buen amigo.
Ricardo nos dice:
“Cada día con más frecuencia tiendo a confundir ambos espacios, a identificar mejor y sin conflictos, vida y literatura” este es Ricardo Serna, un hombre que vive a través de la escritura o para quien la escritura se manifiesta a través de la vida.
  • El laberinto de los Goliardos. Editorial Arbalea

    Palabras que me inspiró el recorrido por el laberinto y en las que confío para que tú, mi lector generoso con tu tiempo en la red, te animes a leer la obra de este autor.

“A partir del momento en que un pasado aparentemente extraviado, regio y fuerte es encontrado, Jaime vive lo más parecido a un flechazo, un fuerte sentimiento de pertenencia inexplicable que le hace aceptar la oferta del vendedor de aquella casona del pirineo sin asomo de duda. A partir de entonces, el acontecer de los próximos meses y todo lo que rodea a la casa y al pueblo de Sopeira, tendrá para Jaime -y par el lector- un significado de búsqueda que se antepone al tiempo quedo que parece reinar en ese tranquilo lugar. Jaime, en una actitud recién nacida, dispuesta a recibir cuanto le sea presentado, se dejará distraer por el deseo hacia Susana, profesora en Sopeira, y cuya profesión coincide en mucho por alguna razón con el protagonista. Sin embargo, no será motivo suficiente que le disuada o lo perturbe en su empeño de proseguir por el laberinto de su curiosidad más verdadera. El laberinto de los goliardos es para el lector un agradable paseo por el paraíso descubierto por Jaime y Sara, y que alberga misterios que sólo en el último momento se revelan, dejando al lector con la agradable sensación de querer saber más… ¿Pero acaso no es ésa también la misma sensación que lleva a Jaime a Madrid para investigar la historia de este lugar y del monasterio románico de Alaón? La curiosidad mueve a Jaime, y el lector lo acompaña encantado hasta donde el protagonista decida llevarlo finalmente, pero para llegar a ese lugar tendrá el lector que tomar el libro con el buen humor obligado del que se sabe en el mundo de los vivos, comulgando de ese modo, y en las primeras líneas, con la actitud del protagonista. He sido lectora curiosa de El laberinto de los goliardos, y como siempre que he leído algo de Ricardo Serna, siento que su relato posee la identidad amable y genuina del autor aragonés y el reflejo mágico del esbozo de algún tiempo de su propia vida, detenido para siempre en la maestría de su oficio de escritor. Ahora, una vez fuera de ese laberinto y del relato tan entretenido como vivaz que ha dejado en mi retina un Sopeira desconocido, puedo ir a Internet y teclear su topónimo, donde unas bellas imágenes del enclave aparecen en la página web de su ayuntamiento: y por alguna buena razón, tengo la sensación de haber sobrevolado en un perfecto vuelo rasante ese majestuoso lugar”.

martes, 17 de marzo de 2009

¡ Arde Valencia ! ( II )















¡Arde Valencia! ( I )




El cielo ha dado una tregua a este invierno gris y persistente. Es lo que pienso mientras circulamos por la autovía mudéjar, con el sol entrando a cuchillo por la ventana del copiloto y los almendros en flor dispersos por los campos de Cariñena, anunciando la primavera que ha de venir en tan solo unos días.
Tenemos por delante un fin de semana entonces azul y luminoso. Vamos al encuentro de una ciudad brillante y colorista donde seguro echaremos de menos no tener la mirada ágil del artista, el secreto de sus ojos y la capacidad de sus manos.
Llegamos al caer la tarde, cuando las arterias de la ciudad están con una densidad de tráfico considerable. El Mestalla se queda a la derecha pero no será hasta el día siguiente cuando la zona quede caótica durante unas horas, aunque saldremos enseguida, bastará con indicarle a la policía el nombre del hotel, entrar y salir y volver a entrar para salir de nuevo, y así varias veces hasta llegar a destino en sentido contrario.
Pero incluso con ese pequeño inconveniente para el turista que ha de manejarse estos días entre calles cortadas y gentío, Valencia te engancha.
Te engancha por la estampa dulce de las falleras que recuerdan los cuadros costumbristas de Sorolla y la especial forma de pintar de sus demás artistas, en ese juego con la luz mediterránea y el carácter específico de sus gentes.
Valencia es ahora un ir y venir de grúas y ninots. Brazos de gigantes dimensiones y todo tipo de seres fantásticos, reales o caricaturizados, envueltos todavía en plásticos esperando a ser colocados con la máxima perfección, allá donde imaginó el artista fallero.
Es la plantá y aunque por ello no esté Valencia en todo su esplendor, la música ya se escucha en muchas de sus calles. Casi cada falla tiene su casal y su verbena correspondiente que acompaña a los voluntarios u operarios de turno que trabajan con ahínco sobre la media noche, para que todo esté colocado a tiempo. Más de 300 calles por las que descubrir estampas falleras y sus historias, con humor o sátira.
Se viven mascletás en la plaza del ayuntamiento y se siente alegría por esas calles adornadas con guirnaldas de bombillas y lugares rebosantes de tapas, valencianos y turistas.
Desde que llegamos y hasta que nos vamos, Valencia parece una ciudad sitiada por las vallas amarillas del arroz La fallera, los coches de policía y por el continuo explosionar de los petardos. Unos tímidos y otros que te hacen temblar la caja torácica, pero pronto nos acostumbramos y avanzamos por sus calles con el peculiar sonido de esta tierra sin el menor inconveniente.
Sorprende Valencia por su contraste entre lo antiguo y lo moderno; el mercado central el mercado de colón, el ayuntamiento, la catedral, la lonja, la torre de los serranos, la ciudad de Artes y la ciencias o el cauce del Turia con su río oculto y que ha quedado en la actualidad como un corredor verde, a disposición de sus ciudadanos. Todo un ejemplo.
El fin de semana pasa volando y de regreso a casa nos reconocemos tocados por su encanto. Lo hemos pasado francamente bien, incluso mejor que bien.
Claro que no se ha tratado solo de la belleza de sus calles, su historia o la magia de su luz, tampoco se ha debido únicamente a la alegría que se respiraba o al ambiente festivo con aroma a maicena mezclado con pólvora, o a sus deliciosos buñuelos acompañados de zumo de naranja, lo que ha hecho de Valencia una ciudad especial entre mis favoritas. Porque, lo confieso, hemos jugado con ventaja y lo que más nos ha llegado de esa tierra, la flecha que ha dado en la diana, ha sido sin lugar a dudas, la buena compañía de los valencianos que nos recibieron y nos mostraron lo mejor de su ciudad, el calor a la conversación de todos ellos, el sabor de la paella de alguien que se comportó como un amigo, la afectuosa despedida…pero sobre todo que Valencia es, la ciudad de, ¿Cómo llamarlos?, mis niños de Pilar, creo que así está perfecto, que valdrá digo, para que ellos me entiendan si me leen.
Y al pensar en ello siento gratitud…
Pero si ustedes no cuentan con esa suerte, la de conocer a esta categoría de Valencianos, no dejen de igual manera, de darle una oportunidad a Valencia y sus fallas. La merece. Y ahora es cuando respiro hondo y reconozco que me alegro de que Valencia esté en España y seamos tan distintitos o tan iguales y que contemos con un futuro común que algún día habrán de habitar nuestros hijos, construido espero con la fuerza del respeto y la consideración.
Arde Valencia, pero con las fallas y que tu luz llegue bien alta para que sea posible verla desde cualquier punto de España.

jueves, 12 de marzo de 2009

Cleo




Cleo se atusó el vestido y cerró la puerta del dormitorio. Por fin estaba sola. Agradecía ese momento en que, después de una noche interminable, las plañideras se iban y ella se quedaba en silencio con el cadáver. “Santo padre, guarda esta alma pecadora cerca de tu regazo” solía repetir cada una de las veces. Después se dirigía a su pequeño zurrón y sacaba un trozo de cirio desgastado en el que se podía leer post mortem o algo parecido. Tras dejarlo dentro del ataúd se volvía hacia la ventana y comprobaba que estuviese perfectamente cerrada, corría las pesadas cortinas de alpaca y se disponía a encender el cirio. Después, apagaba la luz y pasaba el cirio varias veces sobre el cuerpo del difunto que todavía yacía en la cama, lo detenía sobre la frente y dejaba caer algunas gotas de cera. Solía pronunciar entonces unas palabras ininteligibles que repetía una y otra vez hasta que en algún momento de lo que ella denominaba ceremonia de transición, el cirio se apagaba al pasar de nuevo cerca de la cara del difunto. Pero eso sucedía minutos después de que contactase con su alma. Normalmente sino era un alma del género atormentado todo trascurría sin dificultad aparente. De hecho, llevaba años ocupándose de todo y nunca había tenido el más mínimo problema. Pero hoy Cleo no se sentía bien, no podía concretar qué era lo que la desasosegaba y le producía esa sensación de frío en las manos y en los pies, a la vez que sentía ahogo, como si le faltase el aire. Se aflojó un poco el vestido entallado que ceñía su prominente pecho y le pareció que recobraba un poco de ese aire. No podía sin embargo entretenerse más con el dichoso asunto, solo tenía 20 minutos para cerciorarse de que el cadáver quedaría con el aspecto sereno de persona durmiente. El fotógrafo lo dejaría entonces inmortalizado para siempre y su familia guardaría esa imagen para recordarlo. Se daba además la circunstancia de que de este difunto no existía ninguna otra fotografía. Su vida había sido demasiado breve y su familia demasiado pobre, así que tenía que dejarlo perfecto para la última y única foto. “¡Qué cruel destino!” Pensaba Cleo mientras se santiguaba y esperaba que el alma del difunto la viniese por fin a visitar. Si alguien de aquel pueblo enriscado en la montaña y cubierto siempre por espesas nubes blancas, hubiese descubierto alguna vez lo que sucedía dentro de aquellas habitaciones, la hubiesen echado como poco a la hoguera. Se trataba de gente ignorante y poco beata, que en el último momento se encomendaba a Dios, pero que profesaban un repentino y enorme respeto a todo lo que tenía que ver con los enterramientos. Esa era la opinión que Cleo tenía de sus vecinos. Las cosas estaban así y así había que dejarlas, a la par que mantenía todo el sigilo posible como antes lo había hecho su madre y mucho antes la madre de su madre.
En Pico blanco del cielo todo el mundo pensaba que esa disposición voluntaria que mostraba Cleo por adecentar cadáveres no era sino una forma de ganarse la vida y compensar la desgracia divina que había hecho que toda su familia durante generaciones fuese un punto retrasada.
Y Cleo que era de temple taciturno y poco dado a hacerse notar, nunca había estado dispuesta a hacer nada que les hiciese cambiar esa opinión.
Miró su reloj, ese día se estaba presentando complicado, así que siguió repitiendo aquella frase una y otra vez, hasta que sintió un gélido viento recorriéndole el rostro. ¡Por fín! Ya empezaba a pensar que aquel pobre muchacho nunca descansaría en paz. Así que se dirigió al zurrón por segunda vez y saco un poco de incienso. Lo colocó sobre un cuenco de barro y le prendió fuego. Después lo sujetó con ambas manos mientras se arrodillaba. Dejó esta vez el cirio junto al difunto y en pocos segundos, éste se apagó.
Todo quedo oscuro, negro como la muerte y entre el humo del incienso se empezó a ver un hilillo de luz que iba tomando forma, hasta configurar el rostro del fallecido.
Cleo le hizo entonces la pregunta de rigor: “¿Tienes algo contigo que desees dejar en este lado?” Entonces el humo se desdibujo y se pudo leer claramente, "no".
Después hizo la pregunta más difícil “¿Tienes algo en este lado que te sea necesario llevar al otro mundo?”. Y entonces el humo empezó a revolverse de tal manera que Cleo se impacientó. En la mayoría de los casos habidos hasta entonces el difunto se limitaba a decir de nuevo no y Cleo, podía así dar por terminada la ceremonia. Después se apresuraba a adecentar el cadáver tal y como querían los familiares y ahí acababa todo. Así que cuando el humo comenzó a desdibujarse sin proceder a componer una forma fija Cleo se preocupó de veras y con un hilo de voz volvió a repetir la pregunta “¿Tienes algo en este mundo que te sea necesario llevar al otro lado?” Esta vez lo dijo más cerca del oído del difunto.
De repente, todo quedó de nuevo en una completa oscuridad y Cleo hubo de desabrocharse el resto de lo botones para poder respirar, el corpiño asomaba debajo de la enagua y sentía que el corazón se le salía por la boca.
Fue a tientas por aquella estancia y trató de buscar el interruptor, se tropezó con la cama donde yacía el niño muerto y al apoyarse para no caer, notó un tejido que le era familiar.
Después se enderezó y dio por fin con el interruptor. Cleo se alegró enormemente de encontrarlo tan rápidamente. Vale que el difunto era solo un niño pero ella nunca había desdeñado el poder caprichoso de los niños. En un segundo la vieja lámpara de cristal de Murano que había sobre la mesilla de noche, se encendió. En ese momento se dio cuenta de que ya no sentía la falta de aire y que se encontraba excepcionalmente enérgica. Se giró no sin la preocupación de que el ritual no hubiese acabado como debía y entonces vio que sobre la cama de ese dormitorio en el que había permanecido a lo sumo diez minutos, se hallaba un cadáver que le era familiar. ¿Dónde estaba entonces el del niño?
Cleo se acercó de una zancada a la cama y un escalofrió que la dejo verdaderamente helada recorrió su diminuto y jorobado cuerpo. Era su propio cuerpo el que yacía inerte y pálido sobre esa cama. Tuvo entonces una sensación de agonía indescriptible. Ese maldito niño caprichoso se la había llevado al otro lado, sin más. ¿Pero, cuando había sucedido eso? Sintió un enorme vacío, porque con tanto secretismo había olvidado enseñarle a alguien qué se debía hacer cuando ella muriese. Así que ahora, se quedaría atrapada para siempre en esas cuatro paredes. Dejando resignada su cuerpo sobre la cama se dirigió a las paredes de donde colgaban algunas fotografías. En una de ellas ese maldito niño aparecía con los ojos cerrados y las manos juntas en señal de mortandad. Entonces lanzo un grito, ¿Quién diablos había preparado ese cadáver para la foto? Ese era su oficio. Segundos después cuatro personas ataviadas de negro entraron en la habitación cogieron su cadáver y lo metieron en el ataúd, no sin antes haber proferido la correspondiente tanda de espeluznantes gritos y lloros incontrolables. Cleo se atusó el vestido y cerró la puerta del dormitorio. Por fin estaba sola. Agradecía ese momento en que, después de una noche interminable, las plañideras se iban y ella se quedaba en silencio con el cadáver.

domingo, 8 de marzo de 2009

Por el Valle del río Grío (II)









Por el Valle del río Grío (I)




Siete de Marzo. En algunos árboles empieza ya a explosionar la primavera, coincidiendo con el puente del cinco de marzo, recluto a varios incondicionales y nos vamos a pasar la mañana, dentro del coche.
Dicho así suena extraño pero yo me dejo llevar, uno de los ocupantes se conoce estas tierras al dedillo y sería capaz de trazar la ruta con los ojos cerrados. Es lo que tiene tener por hermano a un aficionado a las motos, se conoce caminos imposibles, solitarios, que cicatrizan el monte y ofrecen paisajes espectaculares.
El recorrido de hoy será a través del Valle del río Grío, hacia el Río Isuela. Suena bien.
El río Grío es un afluente del Jalón que nace en el pico de La Atalaya (sistema Ibérico) a 1.235 metros sobre el nivel del mar. Hoy atravesaremos alguno de los lugares por los que discurre como Codos, Tobed o Santa Cruz de Grío, en la comarca de Calatayud.
Yo todavía no lo sé pero tomaremos un sándwich que ha preparado mi cuñada y que me sabrá a gloria vendita, será al aire libre camino de las minas, después de pasar Morata de Jalón y fotografiar su palacio y la iglesia de Santa Ana. Durante toda la mañana el conductor irá parando a un lado u otro de la carretera, siempre que yo lo pida y sea posible. Será en carreteras solitarias, que serpentean ese valle hermoso que despierta temprano a la primavera, trampantojo a este tiempo acelerado, donde parece más propio cruzarte con caballos tirando de carromatos que con vehículos a motor.
Lugares silenciosos a 70 kilómetros de la capital donde viñas aun desvestidas, cerezos arrogantes y almendros delicados nos entregan un paisaje espectacular seguido de laderas con pinos o carrasca.
El aire es hoy impertinente, no en vano estamos con alerta naranja, es por eso que las flores de almendros y cerezos se habrán de esforzar para permanecer en sus ramas un poco más y no caer al suelo, mientras ajenas a mi misión, quedan atrapadas para siempre en una imagen inerte. Un solo disparo bastará. La belleza de la flor que no morirá de mi disparo se quedará entonces en mi retina y en la tarjeta de la cámara. Cuando nos vayamos el viento seguirá arrogante zarandeándola pero no la tirará. Entonces y por unos segundos recordaré, que mucha gente se comporta como ese viento impío ante la belleza de la vida. Pero ese no es tema para hoy y pronto lo alejaré de mi pensamiento.
Nosotros, los cuatro que salimos sin destino fijo, solo somos viajeros en el tiempo y avanzamos por atajos que nos llevan a veces por caminos sin salida. De Cálcena a Talamantes. En un momento de duda exclamo: ¡Hacia el pueblo!. Me confundo, al elegir lo que parece obvio. Debería haber dejado que el experto en caminos decidiese. Pero ahí estamos, tratando de girar el coche para dirigirnos de nuevo al camino correcto. Pero no todo ha sido un error. Desde este punto hago dos disparos y el pueblo queda atrapado de una forma que solo es posible si tomas el camino que lleva a un punto sin salida.
Regresaremos a la carreta, de vuelta a la ciudad sin mayor dificultad. Y yo recordaré que hacer fotografías me relaja, me divierte y me devuelve el buen humor. Después agradeceré de este modo el trabajo en equipo que ha hecho posible que yo, pueda tan cómodamente atrapar un poco de mi tierra para mostrarla en este blog y que otros soñadores vean lo bonita que es mi niña.

viernes, 6 de marzo de 2009

La gacela se clona





Son las seis de la tarde dormida de un verano,
la gacela se clona sobre el césped mojado,
elegante, tranquila, ajena al edificio
con su tela de araña y su insecto despierto.
Los miedos se tropiezan, ella calla y observa
escrutando la esencia de un jardín granizado.
Gacela en cuatro hierros repintados en tierra,
con el viento jugando entre el lomo cansado.
Te declaré mi amor con sólo cinco años,
al trote, al galope paseando en el tiempo.
Has llegado a mi casa, te has quedado conmigo
¡ Apátrida gacela, he visto el movimiento
en tu piel oxidada!
Por eso te vigilo y transito tu sombra,


no puede ya engañarme tu quietud simulada

miércoles, 4 de marzo de 2009

Marinero en la proa


Si se torna tu nave, una galera
y el destino se queda entre sus remos
no abandones el mar que te sustenta,
y que impulsa tus días más quebrados
Recuerda que aun te quedan las velas
que dibujan mañanas hacia el viento.
Con ahínco y esfuerzo el barco gira,
con tesón y valor llega hasta el puerto.
Pero ay de ti marinero si en proa situado
creyeses que tu mar es infinito
y la luna creciente no asomase.
Porque el mundo es redondo
como lo son los sueños,
y es por eso que botan y se rebotan
lejos del marinero, que los soñó.

martes, 3 de marzo de 2009

La felicidad, ¿se contagia?



En los tiempos que corren enterarse de algo tan sorprendente como que la felicidad es contagiosa, bien merece unas líneas de blog, ¿o no?
El otro día sin ir mas lejos, leí una noticia acerca de un estudio que iba sobre cómo se orientan las hormigas en el desierto…desde entonces vivo sin vivir en mi, porque no estoy segura de si era por el olfato, la vista o el oído y una no puede vivir sin saber estos detalles.
De entre todos los estudios que se realizan en la actualidad este, el de la felicidad, (no el de las hormigas) tiene su parte curiosa y como todo estudio permítanme sin embargo, que lo ponga en duda.
Mas que nada por que ya saben lo que pasa con los estudios de hoy en día, que son válidos hasta que sale otro que te dice lo contrario.
Pero comencemos con el estudio que sobre la felicidad llevó a cabo Coca-cola hace un año más o menos. El refresco se centró sobre qué nos hacía felices a los españoles y se encontró (pocos se creían lo de la crisis en ese tiempo supongo) que al español lo hacía feliz por este orden, la salud, el amor y el dinero.
Y llegaron a resultados tan curiosos como que el 76% por ciento de los que se declaran felices desearía tener hijos en el futuro. Hasta aquí todo precioso pero ¡ay! resulta que si esto se cruza con los miembros de esos u otro hogares se aprecia que dejamos de ser felices cuando los tenemos. (¿Ya ha arqueado las cejas?) Pues seguimos.
Somos pura contradicción, ya lo ven. Hasta aquí nada nuevo, porque no me digan que les ha sorprendido tamaña revelación. Claro que esto a lo mejor se comprende mejor si uno se percata que dicho estudio señala que el perfil de persona feliz está entre los 26 y los 35 años (los que ya pasamos de esa edad lo empezamos entonces a tenerlo jodidillo).
Hay otro dato recién publicado que va en este sentido y que viene al pelo. En Aragón, por poner un ejemplo, 3.000 matrimonios se rompen anualmente, lo que creo que empieza a dar una estadística al fifty fifty, uno se crea, otro se destruye. Así que traer hijos al mundo ayuda pero no es suficiente.
Si usted se siente un tanto noqueado y se está preguntado si es o no es feliz, échese a llorar si le gusta el bricolaje, porque nada menos que al 76% de los infelices les gusta eso del hágaselo usted mismo. Aquí es cuando mi costilla sonreirá y la próxima vez que le pida cambiar una bombilla o apretar un tornillo, me podrá por excusa que él es un hombre feliz y como yo no voy a ser menos, a ver quien se ocupa ahora de los pequeños arreglos. Nos han dado la escusa perfecta.
Si usted es feliz lo notará entre otras cosas, no solo porque no le va eso del bricolaje, sino por que se siente valorado en su trabajo y tiene mayoritariamente una buena relación con los compañeros, además su felicidad estará más asegurada si vive a menos de quince minutos de su lugar de trabajo. ¿No es tan difícil ser feliz no?
De hecho todos lo que no consiguen trabajo dentro de ese margen kilométrico deberían reclamar en ese sindicato donde pocos se sindican, su derecho a la cuota de felicidad que les corresponde. (Les juro que una vez oí en la radio decir a una supuesta madre que ella tenía derecho por ser madre a tener un puesto de trabajo cerca de su casa, pero bueno, lo de quién sacará este país de esta debacle es otra cosa)
Sigamos entonces con lo que nos ocupa que sino pierdo el hilo. Pues de ese estudio de hace un año va ahora Coca cola y nos ofrece en estos dias que corren en contra de la felicidad un anuncio genial, en el que aparece un abuelico mallorquín de ciento y pico años y una recién nacida madrileña y lo hacen porque son así de chulos estos publicistas, con la premisa de “¿Qué le dirías a alguien que ha venido al mundo en un momento como este?” y no me digan quienes lo hayan visto, que el anuncio si bien no consigue llevarte a la felicidad sí que al menos, te hace sonreír.
Aquí es entonces donde me pregunto si a fuerza de sonreír no llegaríamos a tener ese puntito de felicidad. Tal vez merezca la pena formar parte de algún estudio en este sentido.
Pero bueno, sigamos que me desvió y voy camino de la felicidad. La felicidad es contagiosa, recuerden. Ese es el hilo conductor. Un estudio reciente de una universidad Americana lo avala.
Ahora bien, si hacemos caso a otros estudios anteriores le informo y ya lo siento, si en la lotería genética nos le tocó el premio gordo, que hay un gen de la felicidad que implica que “las personas deban su optimismo a una variante genética que les ayuda a insistir en lo bueno y hacer caso omiso de lo malo” Revista New Scientist.
Así que ya ven, no es que ustedes sean poco persistentes o pesimistas sino que el súper gen le tocó a su vecino. Pero ojo, no está todo perdido, que aquí va otro dato publicado. “Si usted vive a menos de un kilómetro de un amigo feliz la probabilidad de serlo crece el 42%” Así que o bien hágase amigo de su vecino o bien trasládese cerca de un amigo feliz.
Si al final usted logra contagiarse de felicidad y por si no le sale un sarpullido que lo demuestre claramente, que sepa que sus niveles de cortisol serán más bajos, su respuesta inflamatoria estará atenuada y tendrá mejor salud cardiocirculatoria. No se nos pueden dar mas pistas. ¿Y aún duda de si es feliz?
Después de saber esto, uno no puede quedarse ya el resto de sus días haciéndose el desgraciado, porque ya ven que fórmulas existen para conseguir su pequeña cuota de felicidad.
Ahí queda eso. ¿Es usted feliz entonces? ¿si o no?
Pues si lo es, empiece a relacionarse al máximo y contagie a todo el que pueda de felicidad, no me sea egoísta, que ser egoísta no es compatible con la felicidad y después si le queda tiempo, vaya algún sitio donde patente su gen y póngale un buen precio, por que hombre, si bien el dinero esta en el tercer puesto con la crisis y tal y como esta el patio, es posible que haya ascendido hacia algún puesto más principal y todavía no lo sepamos.
Pero sobre todo si son ustedes romanticotes un consejo si les doy, no cojan esta vez el diccionario de la lengua porque según él la Felicidad "es un estado de ánimo que se complace en la posesión de un bien". Y aquí como verán la cosa se pone un tanto mercantilista.

Concluyendo, al final de todo esta verborrea me toca supongo hacerme la gran pregunta.
¿Soy feliz? Yo diría para alegría de mis amigos y desgracia de mis enemigos que sí, o al menos todo lo que puedo.
Aunque tal vez sea porque para mi la felicidad es como una línea en el tiempo donde se van colocando momentos de alegría y de tristeza. Por eso no se si creo mucho en esos u otros estudios. Desde luego para dirigir mi vida poco, pero puede que sí exista una fórmula individual que hace que cada uno de nosotros seamos más proclives o menos a serlo.

Una primera fórmula sencillita que puede ayudar a recorrer ese camino en la felicidad y mantenerse en él, tal vez sea ser coherentes entre lo que pensamos, lo que decimos y cómo actuamos.
Creo de verdad que esta sencilla fórmula nos traería a menudo más momentos auténticos que nos ayudarían a serenar el alma.
Pero esta es una opinión muy particular y como tal debe ser puesta en cuarentena.
No obstante y por si fuera verdad que la felicidad es contagiosa, les envío una sonrisa. Digo, un millón, aunque seguro que no las necesitan.

Yes, we can!

INGLÉS a la carta

Come and enjoy yourself!

Aprende vocabulario inglés de una forma entretenida.

Tarjetas interactivas que nos ayudan a avanzar.

"Me gustó la web quizlet, y enseguida me animé a preparar material para mi propio aprendizaje. Si quieres mejorar tu vocabulario y no tienes tiempo de preparar tu propio material, puede que este sitio te interese. Ve a "Sets" en Come and enjoy yourself!"

Gracias por visitar este blog ¡ Que tengas un buen día!."

"Gacela" (Lux)