Hoy quiero dedicar este post a
esa gente "extraordinaria" que nos rodea y que es tan especial, que no necesita formar parte subrayada y en negrita
de nuestro día a día.
Razón por la cual,
no siempre somos conscientes de cuan importantes son, hasta que la vida nos pone
un reto lo suficientemente alto como para hacernos ver lo
afortunados que somos al contar con ellos.
A su lado la dificultad, baja de grado y la soledad, huye con el rabo entre las piernas de mano de la impotencia.
A su lado la dificultad, baja de grado y la soledad, huye con el rabo entre las piernas de mano de la impotencia.
A veces, los “extraordinarios” han recibido de nosotros,
menos que otros que están más cerca en nuestro día a día y sin embargo,
no se lo piensan ni un minuto, no dudan, no son usureros de su tiempo o de sus recursos, profesionales o emocionales.
Cuando te ofrecen su ayuda o su incondicional
apoyo, lees en sus palabras, en sus gestos o en sus ojos, que están ahí por elección y que no
se irán sin asegurarse de que han conseguido mejorar un poco tu situación. Sin ellos, sin su ayuda, en ese momento
puntual, las cosas no hubiesen acabado
del mismo modo.
Juegan en tu equipo, salen contigo al campo
sin cuestionarte y le plantan cara a tu destino, deseando casi más que tú el mejor desenlace posible. Toda esa cadena de buena gente, obra el milagro,
y aquello que podía haber sido un terremoto a gran escala, se queda en un
temblor.
Es al día siguiente, un día
cualquiera como lo es hoy, cuando todo ha pasado, y puedes de nuevo añadir otra
línea de superación a tu currículo, cuando la emoción te embarga al pensar en
esa riqueza inconmensurable que es la gente de bien.
Es ese tipo de gente, que ayer nos ayudó a nosotros, quien dará la vuelta a la situación de este extraño y querido país.
48 horas después. Todo bien, mejor. Gracias a
Dios.
Pero sobre todo, gracias a esas personas que con vuestras manos aflojasteis el nudo de nuestra repentina situación. Puedo reafirmarme así en cuan afortunados somos nosotros y quienes comparten vuestra vida.
Pero sobre todo, gracias a esas personas que con vuestras manos aflojasteis el nudo de nuestra repentina situación. Puedo reafirmarme así en cuan afortunados somos nosotros y quienes comparten vuestra vida.
Hoy habréis seguido en vuestro trabajo, como si nada, cumpliendo con vuestras obligaciones, sorteando vuestros propios problemas, desconociendo tal vez lo mucho que hacéis por el prójimo al ser como sois.
Lo dicho, gente especial,, extraordinariamente normal..
Lo dicho, gente especial,, extraordinariamente normal..