lunes, 12 de septiembre de 2011

El diccionario impertinente (VI): Vergüenza






Vergüenza.



1. f. Turbación del ánimo, que suele encender el color del rostro, ocasionada por alguna falta cometida, o por alguna acción deshonrosa y humillante, propia o ajena.

~ ajena.
1. f. La que uno siente por lo que hacen o dicen otros.


Una de las cosas buenas de tener un amigo inglés es que acabas descubriendo cosas sobre tu propia patria en las que a lo mejor no hubieses nunca reparado. Y así sin más, entre charla distendida o clase y clase, me entero de cosas peculiares; como que los ingleses no suelen marearse aunque lean en el coche o que ignoran lo que es pasar, (ni tienen expresión correspondiente) “Vergüenza ajena”. Me sorprendió tanto cuando me lo dijo, que pensé que mi amigo “iba de coña” que es otra expresión española (pelín más fea) que por cierto no sé si tiene exacta traducción tampoco…
Pero pasados los lógicos segundos de estupefacción, este descubrimiento me dió la pista para comprender porque los españoles somos tan negados para los idiomas.



Creo que definitivamente los españoles, arrastramos con nosotros ese sentimiento de vergüenza ajena tan patrio, desde muy temprana edad y si ya es duro sentirse avergonzado en ocasiones por uno mismo, hacer que los demás sientan vergüenza ajena por nosotros es más cruento.

Así que no abrimos la boca ni bajo presión, por muchos años de estudio que le dediquemos al idioma inglés, no vaya a ser que a nuestro interlocutor se le ocurra sentir más vergüenza que nosotros mismos al escuchar nuestro acento maño en la palabra “beautiful”. Pero lo cierto es (aunque el asunto de también para situaciones humorísticas), que cuando un español siente vergüenza ajena, creo que lo pasa peor que cuando simplemente siente "vergüenza".

Hace mucho tiempo, antes incluso de saber que esto de pasar vergüenza por la conducta de otro es además de estúpido algo casi exclusivamente español, que pensé en no volver a sentir por nadie esa vergüenza ajena. Porque al sentirla me obligo a ser juez de una situación que no me pertenece, a presuponer que lo que yo haría es mejor que lo que está haciendo el otro, y eso, me sitúa en una posición que nadie me ha pedido ni necesita, la mayor parte de las veces. Pero como ya voy teniendo unas cuantas lunas llenas, cuesta cada vez mas desligarse de algunas costumbres o hábitos arraigados y estos días me ha sido inevitable recordar cuando fue esa última vez que sentí la española verguenza ajena y al hacerlo, he recordado especialmente una y me he vuelto a sonrojar.



Me refiero a cuando nuestro actual presidente no supo estar a la altura de los encuentros internacionales a los que asisitía y aparecia en la televisión como un niño asustado en el patio de un colegio, mientras el resto de los presidentes de otros países se comportaban como se espera y se saludaban cordialmente y con dignidad entre ellos, sin razones que los arrinconen o los dejen quietos en su silla, por ejemplo. En ese momento, me entraron ganas de llamar a mi amigo inglés y preguntarle qué nombre le ponen a los ingleses a algo así y hacerme la chulita, por la riqueza un tanto limitante eso sí, de nuestro lenguaje. Porque digo yo, caso de ser un presidente inglés el que hubiese actuado así, algo habría sentido mi amigo no? (Un presidente inglés nunca hubiese actuado así, I anwer myself)


Pero hoy es once triste de septiembre y eso me ha hecho pensar simplemente en la vergüenza. Muchas son las veces que he sentido vergüenza, pocas sin embargo las veces que he sentido vergüenza de ser española, tal vez solo una (es lo que quiero creer y por tanto lo creo) y fue hace diez años, tras la caída de las Torres gemelas. Solo hay que tirar de hemeroteca para ver nuestra capacidad de empatía y nuestra verdadera preocupación en esos días. Pero lo más sangrante de nuestras reacciones fue, que no solo la tinta impresa era distante y emborronaba con dislates lo acaecido, (se lo han buscado por imperialistas, era la conclusión más baja y popular) sino que en las charlas con mis conciudadanos el sentimiento antiamericano más arraigado en nuestra sique salía sin pudor en el momento más indecente, y se encontraba con nuestro miedo más cobarde haciendo prácticamente culpables a las víctimas y a occidente.

Desde entonces no paro de preguntarme para qué sirve la vergüenza y si ya con mi edad la necesito para algo. Aunque, si la desterresase de mi vida, tal vez debería encontrar otro estado de ánimo con que definir algunas cosas que sin que me afecten directamente a mí, me turban o me producen sonrojo.
Creo que hablar con mi amigo inglés y que me de una buena pista será de gran ayuda, porque ingleses sonrojados, en la playa almenos, los hay….y que hacen tonterias también. Definitivamente sí, debo encontrar un sustituto para la vergüenza ajena porque, aunque nuestro presidente actual tenga ya sus días de ejercicio contados (y su sueldo asegurado), otros vendrán que sonrojados nos pondrán…




Se cumplen diez años de unos hechos que cambiaron el discurrir del mundo pero que sobre todo se llevaron la vida de más de tres mil personas, personas de muchas partes del mundo acogidas en Nueva York, entre ellas una española. Pero los americanos saben cómo honrar a sus muertos y seguro que sus ciudadanos saben cómo unirse sin sentir vergüenza, para dar los honores que consideran oportunos a sus cuerpos de seguridad y a todos los ciudadanos muertos en atentado terrorista, fueran o no americanos.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

WhatsApp





Hoy he soñado que me clavaban un lápiz en el ojo y tenía que pasar así por una calle oscura, vieja y estrecha, llena de cucarachas enormes y entonces me he despertado helada, tan fría como un muerto. Y eso me ha hecho pensar sobre caso de que me pasase algo serio (pero no definitivo, ya me entiendes…) que cambiase mi vida
Crees que me habría dejado algo importante por hacer?




Puede, ¡Mi paga del mes!...ja,ja, Nunca me has dado una.





Bueno vale, veo que por lo menos te he enseñado a tener sentido del humoooor. Así que eso, lo he debido hacer bien…no?




Eres muy tonta…



Ya, ya, no me dices nada nuevo!, pero lo que realmente te pregunto es: Qué puedo hacer por ti? (Que salga gratis por favor!!!)




Quererme siempre…



Ehhh Mmmm suena bien lo que me dices! Pero dime, te has sentido hasta ahora querida por mi?



Mmmmm, menos cuando me miras mal..pero siiiii




También te quiero cuando dices que te miro enfadada. Quererte es fácil para mí. Lo que no es tan fácil es ser sargento, policía, coleguilla, profesora, angel, guía, chofer, cocinera, planificadora, supervisora, paseadora de perros y adivina!!!!…jeje.




Ah sí? Porqué?






Te refieres a quererte? Es fácil porque siento respeto por ti, admiro muchas de tus cualidades, eres buena, luchadora y..¡Porque sabes pedir perdón cuando te equivocas! y al compartir tanto tiempo contigo, yo también he aprendido mucho en todos estos años de crianza :)
Así que supongo que no lo estoy haciendo demasiado mal, no? Bueno a lo mejor un poco a veces :(



Que nooo que lo estás haciendo muy bieennn mami!!





Me alegro, porque para mí eres una piedra dura y preciosa, aunque… ¡Quede mucho por pulir! Pero no te preocupes cariño por suerte para ti también puedo ser joyera y mi joya es única, así que cuando salga al mundo será casi, casi, perfecta y brillará feliz durante espero mucho tiempo. Pero ah, tienes que ayudarme tu!!!






Tqmxo






Tqmxo

martes, 6 de septiembre de 2011

S E P T I E M B R E

Fue primero septiembre un olor; intenso, seco, inocente, que perfumaba el viento al jugar con las limpias hojas de los libros nuevos y me traía su aroma a tinta impresa y al pegamento que las unía levemente al lomo . Sí, septiembre olía entonces a plástico de forro y celo, a la goma negra de los zapatos y a la que borraría mis futuros errores escolares. Aquel desgastado septiembre es el que amarillea ahora en la memoria frágil de mí historia niña.

Mudó raudo septiembre su tierna piel tostada por agosto y fue sobre todo sonido, melodía de melena lacia, con acordes de ranchera, pasodoble y rock and roll, que se acompañaba de silencios rotos por la pólvora, por el silbido amenazante de los correcaminos y su eco en las calles del pueblo. Y sus días, fueron principalmente siete, pisados con fuerza por la pezuña de morlacos embolados mientras quedaban sellados por las ruedas de remolques ociosos sosteniendo el griterío del gentío. Aquellos septiembre, fueron para mi, mañanas frescas, que tempranas se sucedían hasta llegar a la puerta del colegio y traían consigo el tic tac, tic tac, que señalaba la hora punta para dejar caer después su ring más impertinente y perezoso. Septiembre sonaba joven, a la cálida voz de los amigos, al reencuentro, sonaba franco, a carcajada y a voz docente.

Septiembre se fue y regresó cambiado. Tan tristemente cambiado a veces, que al cabo de un puñado de viajes se tornó aburridamente esperado, sensitivo y el tiempo más tormentoso se apropio de su poder sencillo y me ahogaba llevándome consigo. Aquellos septiembres tristes me amordazaban, me ninguneaban y me enseñaban sus dientes de depredador silencioso, cobarde, sus garras salvajes y su nauseabundo miope aspecto familiar. Y su sonido fue entonces llanto silencioso y solitario durante demasiado tiempo, su sabor amargo y su olor sanguíneo.

Ahora de nuevo ha regresado septiembre, con una luz intensa y me mira de frente sin odio, sin rencor y sin olvido. Y yo, le siento inmensamente blanco, fiel, y extrañamente mágico… tan mágico que me imagino de nuevo contigo de la mano, paseando ahora por otros caminos abiertos entre pinos espesos que frondosamente añaden sombra a un mes soleado de días amables, rutinarios, llenos de horas donde escribir en negro las primeras líneas mi año próximo. Porque a pesar de que soy propiedad indiscutible de enero, es septiembre el que por alguna razón se cita cada año con mi alma, la examina, la conmueve, la agita y la obliga una y otra vez a llorar sus pesares, a perseguir sus sueños o a agradecer la vida.

Septiembre, de nuevo estás aquí y aquí estoy yo también esperándote, menos inocente, menos ingenua, menos doliente y mucho más serena porque sobre mí pasan los septiembres y octubres y noviembres… que acumulan vida, ausencias, rupturas y me restan días…No, mi calendario no es en absoluto perpetuo como lo es el tuyo, pero está lleno de números y casillas con sorpresa, dispuestas tal vez en un desorden tremendamente ordenado y creado con la inocente ambición de no dejarme nunca indiferente y aprovechar los días como merecen.

Yes, we can!

INGLÉS a la carta

Come and enjoy yourself!

Aprende vocabulario inglés de una forma entretenida.

Tarjetas interactivas que nos ayudan a avanzar.

"Me gustó la web quizlet, y enseguida me animé a preparar material para mi propio aprendizaje. Si quieres mejorar tu vocabulario y no tienes tiempo de preparar tu propio material, puede que este sitio te interese. Ve a "Sets" en Come and enjoy yourself!"

Gracias por visitar este blog ¡ Que tengas un buen día!."

"Gacela" (Lux)