miércoles, 13 de abril de 2011

La realidad de lo virtual.




Hace dos años más o menos que escribí este post. Hoy, con la perspectiva del tiempo y un poco más de experiencia me ha parecido apropiado subirlo por fin a la red, por si pudiera serle de utilidad a otros padres "primerizos" o confundidos a veces, con esta realidad on line.
Todo cuanto expongo en estas lineas es desde luego una opinión, el punto de vista de una madre y nada tiene de ciéntifico, sin embargo, antes de que la sociedad estuviese tan "doctorada", ésta solía ser algo más empática y más activa, y las relaciones personales eran fecundas y positivas ayundando a la comprensión diaria de la vida. Hoy , la realidad se nutre de experiencias individuales que afrontan en solitario sus retos y sus miedos. Esa realidad que cada uno percibimos a nuestro modo, es algo que pasa más deprisa de lo que nos atrevemos a pensar, y si no actuamos vivamente en ella, nuestra vida y la de otros queda a merced de lo no dicho, de lo no pensado, de lo no compartido, de lo vivido. Lo virtual que ha llegado mezclado de realidad, no debe en ningún caso desvirtuar lo que sí es.
Sin esas otras vidas que han compartido sus experiencias con otros, el camino educativo hubiese sido para mí y para otros, mucho más agreste. Gracias a esos que directa o indirectamente mejorais mi particular conocimiento sobre el ser humano las cosas que a veces me impiden avanzar, recobran su forma original.

Mi particular experiencia nunca sería por sí misma lo suficientemente fuerte para configurar mis creencias más acertadas. Sin haber tenido también en cuenta la vuestra (todos los otros), esa que escucho, leo o vivo en ocasiones junto a vosotros es sin duda la información que completa el criterio que contruyo para vivir la realidad con la que me encuentro en este u otros temas. Hoy dedico este tiempo ha reflexionar sobre cómo internet es ya parte de cada familia. Como antes lo era la radio o la televión. Pero sus desafios son otros y sobre ellos me gustaría dejar aquí mi opinión.



Los padres de hoy en día, si bien perseguimos los mismos ideales de amor hacia los hijos, no somos en algunos aspectos como los padres que nos precedieron.Y no lo somos sobre todo porque la sociedad que tenemos tiene poco que ver con la sociedad en que vivieron ellos.

Es importante admitir esto si queremos avanzar en la educación de nuestros hijos. Si la escuela lo ignora y los padres lo negamos, si la sociedad solo se preocupa cuando hay algún acontecimiento que nos estremece, erramos. Todos. Existen o deberían existir, principios inamovibles que acompañasen siempre una buena educación, algo concreto en lo que estar de acuerdo todos, como por ejemplo el respeto a la natural personalidad del niño o el derecho a sentirse querido por sí mismo y no por sus logros, por ejemplo, pero incluso eso tan obvio puede llegar a ser difícil por nuestra cualidad de padres imperfectos. Cada caso es desde luego único y sobre él se gestan sus circunstancias particulares, tan reales como respetables. Es hora sin embargo de que los padres tomemos consciencia de que no podemos dejar nuestros hijos a expensas de los criterios educativos del partido de turno, de una ley de última hora, de educación personal improvisada, o de una justicia del menor que los proteja o los ignore, que les trate por encima de su capacidad o por debajo, por poner un ejemplo. Nosotros, los máximos responsable de su educación, sus padres, nos debemos a nuestros hijos desde el primer día en que decidimos serlo y hemos de velar por ellos cuando llegan a este mundo, cuando entran a nuestra casa, cuando forman parte de nuestra familia. En contra de algunas de las afirmaciones negativas y generalizadas que se escuchan sobre ellos, nuestros hijos si bien se muestran muy diferentes en algunos comportamientos a lo que nosotros creemos recordar que hicimos, la inmensa mayoría de ellos no son en absoluto peor que nosotros ni lo tienen tampoco más fácil. Esa es mi particular opinión. ¿Qué me hace pensar que yo hubiese sido mejor que él en sus mismas circunstancias? Incluso cuando pasan por periodos de extrema confusión durante su crecimiento físico o emocional y también cuando nos cuesta reconocerlos en alguno de sus jóvenes comportamientos, no son sino mariposas asustadas tratando de salir de su cómoda crisálida y deseando poseer las alas más hermosas, olvidandose tal vez de lo corta que es la vida de una mariposa. A excepción de los casos imposibles, que los hay (yo al menos conozco uno muy cercano que pese a haber tenido unos magníficos padres es hoy un ser humano adulto falso y amargado, incapaz de vivir y dejar vivir a los demás), cada joven va conformando su personalidad dependiendo de su educación, de sus elecciones y no solo de la carga genética de turno. Hemos de ser conscientes de cuánto nos necesitan y actuar. Estar muy atentos al entorno que les toca vivir y acompañarles vivamente sin son niños y un poco más discretamente pero con determinación, si son adolescentes. Si caminamos con ellos lo habremos de hacer por lugares ajenos y extraños a veces, para nosotros sus progenitores, como por ejemplo las famosas redes sociales..




Sobre las redes sociales se ha dicho ya casi todo y se va trabajando para que exista cierto control del mal uso que algunas personas hacen sobre ellas. Sin embargo están ahí ya y nuestros hijos están en ellas. Imposible ignorarlas o no formar parte indirecta o directa de ellas. No conozco un solo estudiante que no se haya asomado a ellas. Algunos estudios hablan del 80% en el caso de lo jóvenes españoles. Asomarse sin participar activamente, es también estar en ellas y en sus consciencias. La tecnología avanza increíblemente deprisa y además es ahora barata o gratuita (sobre todo si se conectan desde el colegio o en casa de un amigo). Esta aquí y ha venido para quedarse y revolucinal el mundo, así que debemos supongo, crearnos una forma adecuada de comportamiento sobre ella, un código ético responsable y admitirla en nuestro entorno. Crece y lo hace desproporcionadamente a la velocidad mental de muchos de nosotros y para cuando llegamos a sus propuestas, o a sus peligros, nuestros hijos hace días que están ahí. Lo conocen casi todo y a ¡casi todos!. Solo mirar el contador de visitas da vértigo. Admitámoslos, los niños y adolescentes de hoy en día son de algún modo, la “generación experimento tecnológico”, un fenómeno que a muchos padres les sobrepasa y a otros nos preocupa y nos mantiene ojo avizor, realistas del riesgo que corren y resignados la mayor parte del tiempo a un uso razonado del ordenador si no dolidos a veces por los errores que cometen en su aprendizaje o por lo que imaginamos que puedan cometer poniéndose en peligro. Merece la pena tomarse un tiempo para actualizarse en este asunto, porque es una parte obligada más, en la educación de estos nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos dentro de unas pocas décadas. Si van a salir a ese mundo virtual deberíamos reflexionar sobre cómo queremos que lo hagan. Personalmente me cuesta creer en recetas universales que sirvan para todos los padres porque cada núcleo familiar es un mundo y se rige por parámetros muy particulares, donde conviven criterios tan dispares como la madurez del menor o los miedos más ancestrales de cada padre. Para cada padre, la forma de abordar el asunto de Internet con sus hijos, será por tanto individual, específico y convendrá tener en cuenta, cómo es nuestra relación con ellos, nuestros hijos, además de cómo llevamos el asunto de las normas dentro de nuestra casa, cuanta intimidad estamos o no dispuestos a consentir, que grado de confianza o desconfianza estoy dispuesto a conceder etc.. Por ejemplo si pensamos que nuestros hijos tienen derecho a cierta cuota de intimidad, debemos recordar que nosotros tenemos también derechos además de responsabilidades sobre ellos y hacerlo compatible. Tampoco podemos ignorar que el tipo de uso que los adolescentes hacen de las tecnologías puede llegar a ser adictivo. Una taza de café para el adulto no es nociva pero cinco…empieza a alterar nuestro ritmo cardiaco y siete empiezan a decir que hace ver alucinaciones. Ya existen, estudios sobre las consecuencias de un uso prolongado del ordenador que no debemos ignorar y explicar a nuestros hijos. Pero hay también otros aspectos más sutiles pero extremadamente importantes que conviene no olvidar porque son aquellos que influyen decisivamente en el desarrollo emocional de nuestro hijo cuando se maneja en Internet por webs, chats, o redes sociales. Parémonos un segundo a cuestionarnos ¿Cómo está influyendo toda esta tecnología en ellos? Actitudes exhibicionistas, contemplativas, cotillas, pasivas, activas, exageradas, valientes, cobardes, amables, ineducadas, proporcionadas, inadecuadas, arriesgadas, mentirosas…unos victimas otros verdugos silenciosos, todas caben y son posibles de forma incluso más exagerada que en la vida real. Tal vez en nuestro afán de suponerlo todo no les hemos preguntado nunca por ejemplo lo más sencillo ¿Por que te gusta participar en una red social? ¿Qué esperas conseguir con ello? ¿Te parece que todo el mundo que está ahí es real? etc. Quizá debamos preguntar primero y sermonear después. En general estamos ya todos enterados de los peligros que tiene el quedar expuesto a merodeadores, pederastas, asesinos…y las alarmas sociales ya han sido activadas. Estremece recordar algunos casos aparecidos en la prensa. Pero el adolescente percibe el riesgo de una manera muy poco real más bien su tendencia es a tener un comportamiento arriesgado sin ser consciente. Este es desde luego un punto importante a recordar. Pero hay otros riesgos que debemos considerar importantes también porque pueden estar distorsionando la visión de lo que es o no correcto hacer cuando me relaciono en estas redes y me dirijo a otras personas o simplemente entro, observo, no participo pero hablo fuera de ellas, bien a veces o para injuriar o pelar a otros en ocasiones. Debemos tratar con firmeza de educar con una conciencia moral fuerte desde que son pequeños, antes de que sean capaces de encender un ordenador, de modo que cuando llegen a la adolescencia (y les pille desprevenidos) entiendan su importancia, en todos los ámbitos de la vida, los reales y los tecnológicos y sean capaces de distinguir lo que les perjudica o lo que les ayuda. Si ustedes han tenido acceso alguna vez a estos sitios de internet probablemente se hayan sorprendido por no decir escandalizado de cómo se expresan algunos de nuestros adolescentes y de algunas de las imágenes que cuelgan en ellos. Si se han mantenido al margen desde luego ignoran ese mundo y lo que está ocurriendo. Merece la pena si tiene hijos acercarse a él. Ahora bien no tiene sentido sojuzgar, cabrearse o buscar culpables (los amigos de su hijo, la sociedad, su propio hijo, o usted mismo). Tampoco evitar el uso de las redes de aquí a la eternidad (prohibir sin causa grave) por que forma parte de su realidad y su forma de relacionarse, el adolescente funciona unido a un grupo, y si eso de lo virtual no nos gusta a los padres, que se sientan descolgados y solos en su entorno, supongo que tampoco. Salvo en los estilos endogámicos de familia hiperprotectoras y educaciones un punto totalitarias, que deciden además vivir al margen de la actualidad y optar por la falacia de una seguridad ficticia la situación obliga a una reflexión. Lo que sí tiene sentido, ahora y siempre, es hablar con nuestros hijos, una y otra vez. Escuchar lo que tienen que decir. No con la pretensión de escrutar sus actos y creernos falsamente que lo sabemos todo sobre ellos solo por acceder a su mundo virtual. Incluso cuando hablamos con ellos no lo sabemos todo, ni lo que sabemos sea probablemente, exactamente como cuentan. Sino para acompañar y señalar caminos que les sean más seguros o menos temerarios, pero sobre todo para que no se creen la falsa idea de que es mejor contar a un desconocido como se sienten, que a sus propios padres. Para algunos padres el comportamiento de sus hijos en estos sitios podría ser una pista para ayudar a ese hijo y detectar desarreglos de crecimiento. Saber hasta el punto que podamos o consideremos adecuado qué hacen con su tiempo en la red es importante. (Y admitir que será difícil a partir de cierta edad, conocer todos los indicadores de peligro, también). Busque para ello el momento perfecto si es que lo hay, y las dosis oportunas en que debe pronunciarse sobre este tema. (la sobredosis y la desconfianza continuada, ya se sabe, mata cualquier relación) Si no nos mantenemos, ojo avizor cualquier niño bien educado y atendido durante su infancia puede adoptar actitudes aparentemente de poca importancia pero que a no muy largo plazo y si no hablamos con ellos con convencimiento, puede darles una falsa referencia de lo que esta bien y de lo que está mal. Puede suceder que esa conciencia moral que se deba hacia sí mismo y hacia la sociedad desaparezca, se diluya entre una masa de gente virtual y su virtual comportamiento. Debemos estar muy atentos al lenguaje que utilizan en la red, a la forma de expresarse y explicarles (son listos) el poco sentido que tiene hablar con chulería o improperios. Si ellos no hablan así normalmente (al menos no deberían), menos han de hacerlo en la red. Han de saber que el respeto es condición indispensable y que ni deben insultar, ni ser insultados por la red. Mentir, no está bien en la vida real y no lo está en la red.(aunque sí se deben omitir datos personales) Si no tomas alcohol, no es guay decir que el último fin de semana fue un pasada porque bebiste y estuviste en la siete donde viste a fulanito. Es bueno hacerles entender que esa imagen que ofrecen sobre sí mismos produce una distorsión que puede perjudicarles ahora y en el futuro. Respetarse así mismo es respetar a los otros. Por poner un ejemplo sencillo que puede darse entre usuarios de once años que mantienes sus primeros escarceos en la red. Hay una tendencia entre ellos que se propaga con aparente buena fe que consiste en que con la confianza que da ser amigo y casi como prueba de esa amistad, le participo de mi contraseña o le hago el favor y hablo desde su usuario, haciéndome pasar por él. Eso no está bien. Aunque la intención sea buena. Suplantar personalidades solo puede traer problemas y no puede ser una actitud tomada por corriente. Es normal que el niño inmaduro e inexperto, no pueda verlo de esta forma, por eso debemos señalarles el problema de esa actitud. En cuanto a la estética de las fotografías hay un nuevo lenguaje visual que es el que esta de moda ( y eso forma parte de la edad como lo forma la forma de pensar o hablar, la jerga, los grupos musicales, o la forma de vestirse) ahora bien, todo tiene límites y estaría bien que comprendiesen cuánto les perjudica ahora y en el futuro hacerse y colgar fotografías inapropiadas. En general Internet debería regirse por la misma regla de la correcta educación que en la vida diaria (aunque reconozco que en esta cada vez se encuentra menos gente con esa cualidad) y como en la vida no virtual, es importante que sepan que el hecho de que otras personas se comporten de un modo grosero no lo hace “normal” y no lo vuelve apropiado. Que los ataques e improperios hacia una persona los convierten en personas cobardes y populares solo para los descerebrados. Es imprescindible entender que en el momento que cuelgas una foto o texto, no hay marcha atrás y aunque un día te des de baja de ese sitio alguien en algún lugar del mundo o de tu propio entorno puede tener una copia en su ordenador y hacer un uso indebido de esa información. Existen reglas y debemos razonarlas previamente y transmitirlas a nuestros hijos con seguridad y firmeza. Reglas de seguridad en la red Reglas de comportamiento en la red Reglas de contenido (lo que visito lo que escribo) en la red. Tiempo de navegación. Hablemos y escuchemos a nuestros hijos y firmemos lo más parecido a un acuerdo amistoso, unas reglas según la edad y valores que consideremos. Pero sobre todo no dejemos en manos de nadie la educación de nuestros hijos. Los niños están ahí para ser corregidos en sus errores antes de ser reprendidos, pero si desde luego su niño fuese uno del genero “incapaz” y me refiero poco dado a corregir su actitud pese a haber sido amonestado, pida ayuda porque la personalidad de su hijo y por tanto su futuro sostenimiento en esta sociedad compleja e incierta, está en juego. El riesgo que corren algunos padres de mirar hacia otro lado es demasiado alto para un ser tan preciado y único. Actuemos como padres y asumamos todos los retos que nos tengan que venir. Y todo y sobre todo por ese vínculo de amor que nos ha de unir a ellos. Quiero pensar que estas generaciones experimento saldrán airosas y no quedarán por siempre atrapadas en los peligros de la red. No lo demore y actúe rápido, porque cada día para un adolescente o un niño es importante. Luego cruce los dedos por que incluso tratando de crear un escenario favorable, siempre habrá algo que se nos escape y nunca podremos protegerlos todo lo que nos gustaría. Cuantos más seamos los que hablamos y educamos con compromiso a nuestros hijos mejor será para ellos el ambiente social en el que se desenvuelvan, sumemos fuerzas, porque podemos conseguirlo, porque debemos conseguirlo. Que esta generación G.e.t. salga airosa del reto que en ese sentido tiene por delante, depende en gran medida de nosotros, los adultos y de nuestra unión colectiva y virtual. Pongámonos en movimiento unos pocos y enseguida algo empezará a cambiar...tal vez por todo el mundo. Porque si educar ha sido siempre un reto elevado, adaptarse a los tiempos no lo es menos. Porque aún teniendo al mejor hijo junto a nosotros la influencia exterior que reciben es superior a ningún otro periodo de la historia y porque nunca fue fácil crecer y hacerlo todo bien. Como tampoco lo fue nunca ser Padre y ganarse el cargo por mérito propio. Creo que podemos y debemos presentar a nuestros hijos la mejor herramienta educativa, nuestro propio ejemplo.

22,30h en un descanso, la adolescente deja el libro de ciencias sobre la mesa y se apresura nerviosa a encender el ordenador. Hoy es un día de excepción y un ritual de este día que la llena de emoción, es "entrar" en el tuentí a visulizar los menanjes que sus amigas y conocidos le han dejado en la red justo hoy, el día de su dieciseis cumpleaños. Su exclamación lo dice todo. Debe ser algo bueno por su sonrisa. Ríe y en voz baja dice algo parecido a esto: diez collages, veinte privados, siete fotos, e incontables mensajes. Vuelve a reir, los mesajes de sus amigas son largos y cariños. Al cabo de un rato cuando el subidon va de bajada se percata de que tiene mucho que leer y contestar. Se agobia. Mañana hay colegio y quiere agradecer las palabras que le llegan. Palabras extremas, emocionales, púrpuras, palabras que la ahogan y le arrancan lágrimas y carjadas, que le traen recuerdos de cuando eran niñas donde toda preocupación era ver quien se ponía en el medio en el baile o hacia de madre.

Sus manos van por el teclado como nunca lo haran las mías ni habiendo pasado por una academía. Los dedos vuelan ágiles, locos, cansados, felices, por el teclado. Si fuera música, su tic toc, sería una melodia alegre y siempre insuficiente.

Es diez de mayo del año dos mil once. Lo virtual parece tan real ahora en el brillo de esos ojos, que dudo donde está la difencia. Son las redes sociales sí, y aunque no sea mi mundo es sin duda parte del suyo. Recuerdo el vértigo que me sigue dando a veces no saber...cuando se conecta, pero hoy, hoy solo puedo agrader a la red este regalo de cumpleaños.

Yes, we can!

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