- Virgen madre,
Reina de mis noches claras,
a ti te llama mi voz,
entre las voces que imploran,
a ti mi labios envían sus plegarias
para que mi corazón no pierda la fe
y la desesperanza no encarcele el alma.
Del Pilar Virgen te llamo,
para que tú me disculpes,
por mi débil fe y por cuanto debiera
haber comprendido, aceptado o perdonado.
Virgen del Pilar, quisiera
que tú me concedieses hoy,
coraje en todos los miedos,
y fuerza para aceptar
lo que sea inevitable.
Gracias te doy madre nuestra,
por la vida de los hombres,
por estar a nuestro lado
y mostrárnos el camino. - (Que el anciano Ebro arrulle,
al niño en noches sin luna,
y nuestras flores de octubre
lo abriguen y lo perfumen,
para recibir al cierzo
que sopla por estas tierras
y eleva indulgente al cielo,
las penas y los pesares.
Es tu amor un pilar fuerte,
y tu ejemplo, una esperanza)
"El dos de Enero del año 40 de la era Cristiana, y de acuerdo con una tradición antigua, la Virgen María cuando todavía moraba en cuerpo y alma por este mundo vino hasta Zaragoza para confortar al Apostol Santiago, que se encontraba a orillas del río Ebro predicando el Evangelio. La devoción pilarista sostiene que la columna de jade sobre la que hoy se sustenta la imagen de la virgen, no ha variado jamás su emplazamiento desde la fecha en que la tradición sitúa la venida de María, aún en vida, a César Augusta, ciudad en la que con poco éxito predicaba el Evangelio Santiago el Mayor".