jueves, 21 de octubre de 2010

La nube de Mariola

Richard se presenta cariñoso esta mañana y yo en cambio, me muestro ausente y con el síndrome de los desubicados. Me cuenta que ha soñado conmigo toda la noche. Sonrío. Con mis pestañas claras aún por despegar, imagino entonces toda clase de pesadillas tipo; la de bruja mala quemada en una virulenta hoguera, por poner un ejemplo, o me sorprendo escuchando gritos que exclaman el típico ¡mujer al agua! provenientes de un viejo navío inglés del XVII mientras soy yo la que se ahoga en un mar gélido y atormentado y él, siempre el perfecto caballero al uso en cada caso, teniendo que rescatarme de los desvaríos de este mundo aciago.
Pero cuando le insinúo a Richard lo de las pesadillas con mi débil tono de penitente preocupación y sopor en este amanecer azul recién estrenado, me contesta con un contundente y despejado: “Ni hablar,mon amour, It was a sexy night”. Después, con el afortunado recurso del rey león me lleva junto a él y comienza un breve juego de besos y miradas cómplices.
“Me voy, te llamaré luego” me dice saliendo veloz por la puerta de la habitación, con su fuerte acento extranjero aún por perfeccionar, mientras yo me quedo ahí quietecita, con aspecto de novia cadaver, y con un dilema enorme porque no sé si ir primero a comprar un “bouquet” de flores silvestres para la cena informal de esta noche o pasar antes por la peluquería a recuperar el brillo de mi rubia y lacia cabellera. Tanto pensamiento profundo sin desayunar me abruma.
¡Dios, me acabo de hacer lo más parecido a un esguince de cerebro!. Dejo caer el camisón sobre el pulido suelo de madera de arce hecho con anchas laminas encajadas las unas con las otras mediante juntas estrechas, para acto seguido recoger de nuevo el camisón apresuradamente y echarlo en el cubo de la ropa sucia, con un toque en el gesto no disimulado, de rabia contenida. No puedo evitar contar el número de láminas que me separan de mi objetivo.

“Soy incapaz” me digo siguiendo mi particular manual de tortura interna. “3 segundos, ese es todo el tiempo que puedo dejar algunas cosas fuera de lugar”. Por eso me sorprende haber estado durante tanto tiempo en un lugar del todo inaceptable, a donde nunca debería haber llegado. Abro el grifo de la ducha y cuando puedo dibujar notas musicales en el espejo, me meto bajo el agua tibia. Si pudiesen oirse sonaría un réquiem.
Mi cuerpo, ese gran olvidado de los últimos tiempos, me agradece el calor que recibe del líquido elemento. Siento que todos los pensamientos contaminantes que me axfisian se marchan también por el sumidero, se retuercen como sanguijuelas y desaparacen. Durante un momento lo creo de verdad, que puedo mudarme de piel sin dolor y empezar de nuevo, con la impecable inocencia y la naturalidad con la que un niño lo haría. Unos segundos han bastado para sentirme libre de carga y culpa. Los mismos que necesito para salir de la ducha y secarme con ímpetu, enredando de nuevo mi pensamiento con todo aquello que me tiene en vilo desde hace tanto tiempo. Las notas del espejo parecen desprender un aroma familiar anaranjado y violeta, dulce, suave, envolvente.
Cuando termino el matutino ritual de belleza básica, que no es sino un reclamo de los primeros auxilios para un alma perdida, paso la mano por el armario ropero de derecha a izquierda, en una fingida actitud de no saber en absoluto que ponerme, pues en realidad mi cabeza hace tiempo que me da la orden precisa: “vaqueros” me dice una voz interior “¿Vaqueros en lunes por la mañana?” Me boicoteo sin un ápice de pena. Cambio entonces de armario y cojo los vaqueros más desgatados, rasgados por la moda y rematados en dobladillos por un fina pedrería blanca. La mitad de la gran decisión está tomada, “Bien Mariola”, me aplaudo, “No ha sido tan difícil ¿no?” y añado, “más vale que te vayas acostumbrando son los efectos secundarios de tu exilio involuntario”.
Después de la sesión leonina de hoy por la mañana al despertar, mi look no podía ser liso japonés, así que mientras pago mi efímero peinado, contemplo de reojo mi súper melena en el espejo de la peluqueria, frondosa como un bosque tropical del amazonas, llena de rizos armoniosamente colocados unos sobre otros.
“Te entiendo perfectamente” Me dice Lola la peluquera mientras me devuelve el cambio “A mí me ocurre lo mismo”. Levanto la vista y le sonrío “Puedo imaginarlo” Le digo. Y cuando voy camino de la floristería, pienso que debería llevar un ramo de flores silvestres, de las que crecen sencillas en la cuneta de una carretera o discretamente entre la maleza de un campo fertil, de esas flores pequeñas han nacido a su aire, sin un orden preciso y mezclarlas con rosas enanas blancas como la nieve.

Y de repente sin venir a cuento, la mera evocación de lo secillo me hace fantasear acerca de ese “sueño deseado” guardado desde hace un tiempo en mi corazón y que tanto me aflije a veces, obligándme a un disimulo vacuo que lo hace imperceptible de cara a los demás y siento que poco a poco ya estoy gestando con ello un nuevo interés, digno y más humano que me aleje de todo lo anterior y me devuelva mi vida.



“Si la recuerdo a ella/te olvido a ti/Ella es color celeste/vida sin vida/sabor a tempestad,/rama quebrada/y para siempre un sueño./Este dolor de miedo/esta angustia encerrada/este sabor a nada/son todos juntos, tú./Pero podrías ser/un puente a la alegría/un regalo del alma/un deseo de Dios.”



Y por alguna razón que no alcanzo a comprender en este momento, es recordando estos versos que alguna vez escuché en una voz ajena y joven, cuando deseo de nuevo y sobre todas las cosas ser madre. Esta misma noche se lo diré a Richard, pienso. Le alegrará oir que estoy preparada para formar una familia, la nuestra.Y cuando pronuncio la última palabra de nuevo la situación me abruma y surgen millones de razones para esperar tal vez un poco más.


Cuando termino de ordenar todos esos pensamientos pasados y presentes y soy capaz de salir de mi ensimismamiento, estoy ya de nuevo en casa, voy directa a la cocina. Es medio día y caigo como ave de rapiña, empicada sobre mi bocadillo de pan de cereales, pepino, tomate, jamón y salsa mahonesa, olvidándome de quién soy o a donde voy. Ahora, domino la técnica del “próximo minuto” y aunque aparentemente sencilla, no es en absoluto una técnica baladí para situaciónes como la mía. El poder de sus efectos es grande y necesario en momentos difíciles y obstinados como este, cuando no sabes que será de tu vida ni cómo afectará tu decisión al resto de las personas que quieres.
Pero incluso así, abatida y a ratos confundida, comiéndome un bocadillo en la soledad de una casa que apenas conozco en esta hora del día, no olvido que en la vida hay dos tipos de personas; por un lado están aquellos parias locos que se atreven a soñar cada mañana y por otro, están los cuerdos acomodados que pasan sus días temiendo despertar y recordar así lo que soñaron, cuando todavía creían en sí mismos. Me pregunto entonces a cual pertenezco yo, Mariola la apátrida y si deseo o puedo hacer algo para cambiarlo.
Despertar de mi letargo no es abandonar, sino reconducirme hacia un lugar mejor me digo, hacia algún lugar en el que no tenga que pedir perdón por respirar.


Desde este viejo edificio la calle se ve demasiado estrecha, es claustrofóbica esta sensación que tengo al contemplarla, y con ese estúpido pensamiento me doy cuenta por primera vez de que no es la calle sino él, el innombrable estafador quien me la produce.
Continuó obsevando a través de los cristales como si ese camino que contemplo a vista de pájaro, no fuese a ser capaz de albergar a todos los caminantes que pasen por él durante esta mañana de febrero. Después miro circunspecta al horizonte, buscando en vano el infinito de los sueños a través de los amplios ventanales de la cocina y mis húmedos ojos escapan conmigo tras las nubes que pasan junto a mí sin detenerse. Me marcho subida en una de ellas, preguntándome estúpidamente quién de mis enemigos me echará de menos en aquel panal de abejas reinas. Mi carta de renuncia está sobre el despacho del Director Gerente, un psicópata alcohólico disfrazado con don de gentes. Un trampatojo social sin escrúpulos. Alguien a quien no me es posible denunciar sin ponerme en una situación de riesgo incontrolable. ¿Cómo es que desde tan arriba aún puedo leer su contenido? Las lineas breves y concisas se van emborronando poco a poco. Es extraño, pienso, y sin comprender porqué todas aquellas personas que aprecio pasan delante de mi sin detenerse y sonriéndome. ¿Por qué no me hablan?
Me siento cansada, agotada en realidad, así que me acomodo lo mejor que puedo sobre esta nube lenticular detenida ahora sobre mis adorados Pirineos. Me gusta este olor a tierra recien mojada que percibo ahora,
es como si me anestesiase de todos mis males. Me relajo. Antes de cerrar los ojos por el peso de las pestañas, siento un líquido cálido caer sobre mi cara, fluye tan abundantemente que mancha mi nube blanca, son gotas rojas dibujando notas musicales. Cierro los ojos y ahora un montón de extrañas imágenes aparecen ante mí. Hay un cuerpo tendido boca abajo sobre una nieve recien caída, no se mueve, gime. Una hilera de copos granates van desde su cabeza hasta el arbusto más cercano. Quiero ayudarla, bajar de mi nube lenticular pero no me puedo mover, siento frío, mucho frío, estoy helada y lloriqueo como una niña pequeña.

Estoy boca abajo, no siento mis brazos, de hecho no siento ninguna parte de mi cuerpo ¿por qué estoy así? Frío. Blanco. Frío. Blanco. Un frío blanco me está congelando los huesos… me duele quiero gritar, siento miedo, estoy sola. El ruido fuerte de unas sirenas impide a mi voz hacerse oír. La luz es roja ahora. Gira. Rojo. Negro. Blanco. No me puedo ir así.
Ahora que he comprendido lo que es vivir sin pedir perdón por ello. Tengo muchas cosas que cambiar y otras tantas por aprovechar. Me muero. No. Estoy soñando. Es imponsible, no sería justo. trenta y cinco. Estoy al principio del resto de mi vida. Quiero ser madre, empezar mi verdadera vocación, envejecer con Richard y tener amigos nuevos, tengo que pedir perdón y dar las gracias a demasiada gente...

No. Esa de ahí no soy yo, ¡Qué susto me he dado!

Se han apagado las sirenas, todo está tan oscuro, huelo ligeramente a barniz, me siento extrañamente limpia, ¿Por qué voy vestida así? Estoy guapa pero demasiado pálida, ese color natural de labios que llevo no me favorece en absoluto. Mi pelo está ondulado con rizos desmallados sobre mis hombros.
Estoy cómoda. Todo es blanco de un blanco raso, brillante, suave, acolchonado. ¿Es llanto eso que escucho? ¿Quién llora? Richard me besa. No siento sus labios. Oigo un golpe fuerte como si alguien hubiese dado un portazo y cerrado algo.
Todo está teñido de un negro inmenso y definitivo, de un negro más intenso que la oscuridad que habita en los ojos de los mentirosos, de un negro que por serlo no se deja ver y se queda agazapado esperando que alguien lo encuentre. Hay una luz a lo lejos, puedo verla porque todo esta oscuro. La luz es pequeña, se mueve despacio, ¿Por qué viene hacia mi otra vez?
Hace un rato ya tuve que esquivar las de un volvo gris, lo recuerdo porque el loco de mi jefe tiene uno igual y reconocería su silueta de cualquir modo posible. La curva era cerrada yo iba deprisa pero sin rebasar el límite de velocidad, llegaba tarde a la cena de Sandra y estaba ansiosa por que Richard me viese con mi nuevo look, él tenía una reunión importante en la que se decidiría si volvíamos a Canadá, cerca de Quebec, o no, así que quedamos en que nos encontraríamos directamente allí.

Quería lucir especialmente hermosa esa noche, como luce la inocencia antes de ser despertada por el espanto. Con mi vestido negro y blanco largo de pedrería fina, sosteniendo pequeños cristalitos de swarosky que brillan como copos de nieve y cuyo diseño ciñe y serpentea mi figura, emulando la de un figurín.
No lo vi venir, salió de repente de algun sitio en el que no reparé y me siguió de cerca durante un rato. ¿Qué paso luego? No puedo recordarlo.

Me siento ligera, diferente, como nueva, en paz. Qué extraño es todo, ¿Por qué ya no me afectan las preocupaciones?¿Me habré vuelto loca?. La luz se aproxima, no sé si apartarme como hice la última vez, pero entonces apenas había arcén y recuerdo que sentí miedo al ver su familiar rostro en el espejo retrovisor, después creo que grité "estás loco". Sobre la nieve dejé escrito su nombre pero nadie reparó en ello, todo estaba tan oscuro. Fue después cuando recordé sus ácidas palabras, dijo que si abría mi puta boca se suicidaría. Pero fué a mí a la que apunto con su pistola de fogueo mientras sonreía y dejaba a la vista sus dientes enanos, como los de un roedor insaciable que no ha hecho otra cosa que roer vidas ajenas.

Me quedo quieta, tengo miedo a caerme de la nube que me sostiene. ¿Qué hora es? Llego tarde a la cena de Sandra. Los rayos de la luz me rodean, siento un calor agradable, me estoy alejando y no sé porque me voy. En mi mano derecha llevo un bouquet de flores silvestres con rosas blancas enanas, están salpicadas de un líquido rojo intenso pero todavía conservan su auténtico perfume.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Siempre contigo











A veces padre, mi alma solitaria llora,
porque abre sin permiso la esclusa de mis penas,
y como un cachorro herido gime,
humedeciendo mis ojos y mis sellados labios.
¡Como si al desbordar con lágrimas
el diminuto cuerpo que la alberga,
pudiese reflotar en mi, viejos recuerdos!.
Como el color oscuro en tu mirada limpia,
la tierna suavidad de aquellos rizos grises
o el roce de mis dedos con tu seca piel,
¡Que estúpida el alma mía padre!, qué ignorante,
que innecesarias las lágrimas y su tristeza
al pretender traerme lo que nunca se ha ido.

No quiero recordarte padre, quiero tenerte,
y sostener de nuevo tu rostro entre mis manos,
como el árbol sustenta al fruto de los sueños
o el cáliz sostiene lo sagrado y lo eterno
Como quiera que sea padre
y pueda hoy de nuevo acariciarte,
discutir al hablarte y enfadarme.
Pero tenerte padre y que esta estúpida alma mía
no llore nunca más por ti, pues no te has ido,
al menos para siempre de mi vida,
Porque, qué sabe ella, dime, de eternas despedidas,
de hijos ingratos o amor paterno,
qué sabe de estos años marcados por tu ausencia infinita
o de porque hoy, precisamente hoy te escribo a tí,
mi padre aquí en la tierra, y mi maestro.

lunes, 4 de octubre de 2010

De cachorros y dueñas ( e-mail nº9)


De: Berta

Enviado el: viernes, 01 Octubre

Para: Angela

Asunto Re: RE:Adiestramiento Básico




Hola Angela,

Sí señora, tú lo has dicho..... Ese mes de diferencia se nota para mejor....... Es decir, cada vez los pises en casa son más grandes y más malolientes, los dientes mastican la madera mucho mejor, cada día ladra más fuerte y mejor, y mis paseos con el son más largos y mejores...........Pero en el fondo, muy en el fondo, le adoro.

He llegado a la conclusión de que mi perro tiene un problema muy, muy grave: tiene 5 educadores y cada uno a su manera, a saber:

- Mi padre: como tiene 83 años y es de un pueblo, educa al perro como se educaba a los perros a principios-mediados del siglo pasado en los pueblos, es decir a gritos y a "palos" cariñosos (nada de maltrato, no vaya a ser que nos lea algún ecologista y denuncien a mi pobre padre)

- Mi madre: ejerce de abuela (¡Ponchito, qué guapo eres! Corre ven, que te pongo la comida. Corre ven, que vamos a dar un paseo.....) ya sabes abueladas

- Mi hijo: una de cal y otra de arena (una mezcla entre mi padre y mi madre)

- Rocío: ya sabes, lalala, lalala..... flower-power, (ponchito, eso no se hace, ni se te ocurra porque manchas el suelo y esto no puede ser, blablabla.....)

- Yo: intento hacer todo lo que pone en los manuales "teóricos" de perros, pero entre que no son efectivos al 100% y que como somos 5 educadores y cada uno a nuestra bola, pues eso.... unas veces me da la pata, otras me muerde la mano, unas veces se va a su cama, otras veces entiende que tiene que ladrar.... no creas, algunas veces acierta pero de purísima casualidad.

De momento toda mi atención hacia Ponchito en estos momentos es para conseguir que haga sus "cosas" en la calle porque no sé qué problema tiene que se puede pegar cuatro o cinco días sin hacer nada en casa, como que luego está una semana que se puede hacer pipí 3 veces seguidas en casa en menos de media hora ¿......?

Sin ir más lejos, hace dos noches a las 23.50 horas, harta de que se meara, que corriera, que ladrara, que me comprometiera...... lo cogí en el aire y le dije a voz en grito a un centímetro de su hocico: "PONCHO (taco gordo) ELIGE!!!! O TE ESTRANGULO O VAS POR LA VENTANA!!!!!!"

Espero que los vecinos se dieran cuenta de que le hablaba a mi perro porque de momento no me han denunciado por maltrato infantil.

A todo esto, Ponchito (en aquel momento se convirtió en Ponchito) me puso una cara que sólo pude depositarlo suavemente en el suelo. Pero, creo que me entendió porque se le pasó el ataque del día.

Capítulo aparte merece el tema del gasto. Es una locura!!!!

No sé si te dije anteriormente que se me ha comido tres correas extensibles de las de 31 euros y dos arneses de los de 22 euros, una sólo me duró una mañana. Al final, de cadena y de los chinos y aún así ya ha roto una (pero sólo valen 2.50).

En vacunas, ni te cuento.

En comida, casi me valdría comprarle solomillo todos los días porque como es cachorro, ahora tenemos que comprarle el mejor pienso del mundo. (3 kgs 25 euros)

Cuna, no me acuerdo cuanto me costó pero te aseguro que de momento, hasta que no deje de masticar, no compro otra. En este caso la cuestión no es lo que costó, sino, cómo me ha puesto la casa con todo el relleno, no se trata de romper no. Se trata de extender toda la espumilla (porque era espuma pero ahora se ha convertido en espumilla) por toda la casa. Y lo jorobado es que para mí ya sólo es un trozo de tela con un poco de formita pero él sigue sacando espumillas.

Juguetitos varios... puffff! ni lo sé! El último ha sido el Kong de los c...... y el tío ni se lo mira.

Seguro que gracias a tu entrenador Sanchís, tienes algún consejillo para que mejore un poco mi existencia y recupere un poco la tranquilidad de mi anterior vida, porque te aseguro que es eso, mi anterior vida, eso sí un poco más aburrida que la actual pero al fin y al cabo anterior vida.

Suya siempre,

Berta

P.D. Se me olvidaba, Poncho sigue usando bozal.

De cachorros y dueñas (e-mail nº8)



De: Angela

Enviado el: jueves, 30 de septiembre de 2010 18:43

Para: 'Berta '

Asunto: Mas sobre adiestramiento




Querida Berta,


Llevamos unos cuantos días en off a así que ¡a ver si vamos dando señales de vida!

Como recordarás los lunes tenemos entrenador así que esta semana dimos nuestra segunda clase. Esta vez el entrenador Sanchís vino con un contrato para firmar en una mano y un juguete (obsequio de la casa) de los que activan el instinto de presa del perro en la otra. Ni te imaginas el panorama que se encontró, mi hija recién llegada del colegio en minifalda, lo que a aparte de llevarse mi cansina bronca y unos buenos arañazos de Bruno le impedía realizar los ejercicios adecuadamente y mi marido guapísimo, aún de traje, lo que le servía de excusa perfecta para no acercarse al pobre Bruni, y yo, hecha una “mamma”, preparadísima en vaqueros y zapatillas de deporte, disimulando mi escepticismo.
Pero el entrenador Sanchís, vino con la intención de domesticarnos a nosotros y nos dejo muy claro que un perro requiere de nuestro tiempo (maaaaaasssss????) y añadió que si no se lo dedicamos (juro que sí lo hacemos aunque unos más que otros) que mejor nos comprásemos un ¿¿conejo??. Sí, lo que lees, esta vez no dijo papagayo sino conejo. Pues no veas la de historias que he oído sobre conejos enanos que acaban con el aspecto de luchadores de sumo y sobre el trauma que les queda a los niños, cada vez que entran en una carnicería y ven colgados a los congéneres de sus mascotas. Y es que en este país lo importamos todo sin pensar que los ingleses no comen conejo, así que la cosa del conejo tampoco se queda manca.


En fín que no le culpo al pobre chico por la fina reprimenda, pues nos pillo un tanto resacosos del fin de semana y faltos de atención. Gracias a Dios al final la energía general subió un poquito y pudo demostrarnos científicamente como la comida actúa como un imán para el perrito y por tanto es el recurso (uuusease chantaje) para obtener lo que queremos.

Y la verdad es que esto de educar perros es un poco como los hijos cuando son pequeños donde el “porqué lo digo yo” o lo de dialogar con el can no funciona. Y bueno pues el entrenador Sanchís me pidió salchichas y como era lunes y mi nevera no se entera de que la huelga era el miércoles allí solo había un trozo de fuet reseco y salchichas pero Montecanal, así que como comprenderás lo que saqué fue el fuet dividida cada rodaja en múltiplos de cinco.

Bueno , realmente el perro se mantuvo atento y excitado así que yo no pude disimular mi cara de póquer. El entrenador Sanchís me pregunto entonces que qué me pasaba y yo pues que con la edad ya me callo menos cosas claro, le dije que si bien parecía tener sentido lo que decía se me presentaban dudas por la excitación del perro, sobre convertirlo en un adicto a nuestra comida y no a su pienso. Me miró con su juventud bien plantada y dijo con toda la seguridad de la que fue capaz “Respecto a los perros todo lo que yo digo tiene sentido” a lo que yo añadí “Seguro que sí, pero como yo no soy un perro pues pienso un poquito, pero en fín probaremos la táctica de la salchicha por algún tiempo”.

Tanta salchicha dejo al perro encantado de haberse conocido así que le pregunté cogiendo su cabeza entre mis manos “Que pasa Bruni, ¿Te gusta este entrenador eh?” De repente escucho una voz con la que por alguna razón no contaba que me dice: “Os tengo que gustar a vosotros”.

Joer Berta, va a ser verdad lo que me dijo mi hija sobre que “vaya cara pone papa, es que si yo fuera el entrenador lloraría”. Así que lo he hablado con mi esposísimo para que la próxima clase disimule un poquito y hasta se crea lo que nos dicen.

Al día siguiente estuve ensayando con la salchicha la orden “a tu sitio”, “siéntate” y “túmbate”,
Porque no se si te lo he dicho pero el síentate que nosotros le hemos enseñado y que obedece no es un siéntate real, porque dice que todos los perros lo primero que aprenden es a sentarse porque así es como reciben cosas, y para comprobarlo me dijo que le dijese “Patata” ya ves truco de entrenador porque el perro para mi desolación se sentó. Así es que volví a recuperar la fé en el adiestrador Sanchís. Aunque solo cuando se fue ví que patata lleva dos t también, así que los últimos sonidos se parecen. En fin que somos duros de roer.


Lo que te decía, al día siguiente practique con Bruno, la orden y ahí estaba yo con mis trocitos de salchicha light baja en grasas bien colocaditas en el tuperware y no hice más que abrir el tape y Bruni se volvió loco. Pase la tarde diciéndole que “cuidadito, cuidadito que mis dedos no son salchichas” He pensado en hablar con Fernando Alonso que tiene aseguradas sus manitas a ver sí a mi me merece la pena también asegurar mis deditos.


En fín el primer día tanta comida adicional fue como demasiado. Ayer sin embargo, ya era la segunda clase entre el perro y yo, y yo estaba ya en mi papel de una forma más convincente así que volvimos a ensayar la orden “a tu sitio” que comprenderás que es la que más nos urge.
Bueno, pues chica la verdad es que ya empezaba a ser otra cosa, aunque se supone que yo lo tengo que llevar con el trocito en el hocico hasta su mantita y el feliz y educadamente me sigue lalalala lalalala, bueno pues, seguirme me sigue, pero pega unos saltos que temo acabar con mi puño en su boca. La buena noticia es que al final de la sesión aguantaba en su sitio quieto hasta que yo le decía “ven”.
Encuanto a lo de practicar el ejercicio de instinto de presa se lo dejé a Lucía, puedes imaginar que la cosa según como le enseñe tiene su riesgo porque esta hija mía está siempre en la luna de Valencia., pero en fín a mí ya me vale.

Menos mal que de vez en cuando nos da alguna alegría el chucho. El otro día sin ir más le compramos una barreras para saltar que estaban a la mitad de precio y por nuestra cuenta y sin la supervisión del entrenador lo pusimos a dar saltos con el “iman salachicha laight baja en calorías” y oye pues la cosa no veas como funcionó, está hecho un campeón de cada cuatro veces una saltaba (va ser pobrecito que aún no tiene toda la cordinación) a lo mejor Lucía y Rocío los pueden entrenar en Agility y presentarlos a algún concurso donde de premio haya algunos euricos que ayuden a su manutención.

Por cierto, también hemos sacado a Bruni de la cocina anticipándonos a futuros destrozos siguiendo como buenos alumnos las instrucciones del entrenador y bueno hemos debido llegar a tiempo porque ha roto el relleno de sus dos camas, y ha hecho un agujero en su manta de dormir. Pues él se lo pierde porque ya no compro una cama más se tendrá que acostumbrar a la mantita.

Ayer lo dejamos estar con nosotros mientras cenábamos y apareció con un trozo de madera de una mesa auxiliar de pino que tenemos, también se ha cargado su cuerda extensible de paseo y ahora he tenido que volver a la corta de eslabones de metal, lo que hace que cualquier día deje mi cabeza colgando como un pin entre los arbustos y árboles bajos. En fin Berta que este Bruni sigue hecho un figura pero preadolescente, ¡Qué miedo!
No paro un minuto desde que llego a casa, pero intento pensar que le tengo que dar las gracias por sacarme a caminar todos los días y avanzar así hacia una vejez más ágil, si antes claro no me ha matado de un mordisco, de un golpe en la cabeza por cruzarse entre mis piernas cuando caminamos, o decapitada con un arbusto público.

Pero chica como decía mi pobre padre cuando le reprendíamos por fumar, de algo hay que morir…

Pues nada Berta a ver si este fin de semana podemos pasear juntas con Poncho y Bruno. ¿Qué tal Poncho?
Dime que ese mes de más se nota para mejor…

Besicos.

De cachorros y dueñas (e-mail nº7)


De: Angela

Enviado el: jueves, 23 de septiembre de 2010 13:07
Para: 'Berta
Asunto:
RE: Espero que tengas tiempo...por que la clase cundió lo suyo





Querida Berta,


Pues claro que te pongo al día de cómo nos fue.

¿Cómo estás tú? ¿Y la manada? Siento mucho que no vengas al Circo del Sol, pásate al bocata si quieres y así nos probamos el bozal (después del bocata) porque he pensado que me irá bien ponérmelo cada día a partir de las ocho y medía….

Pues veamos te pongo al día; el lunes tuvimos nuestra primera clase de educación Básica. El entrenador Sanchìs resultó ser un simpático y afectuoso joven muy muy joven (o yo muy muy vieja), guapete a su aire mozárabe y un poquito (muy poquito) eso sí tartamudo, lo que lo hacía a ratos más entrañable, cuestiones todas ellas que no le impidieron ponernos al día en algunas cuestiones básicas.
Para que confíes en mi aprovechamiento del curso y amorticemos su tarifa te comento algunas cosas que te pueden ser de utilidad, así que toma nota.

La primera de todas, y que me quedo clara es, que todo lo que no quieras que tu cachorro te haga, Evítalo”. Ja, ja y ja. Con esto mi niña, lo que quiso decir por si no lo pillas, (y recuerda que él es el que tiene el cv) es, que es más fácil y mejor dejar al perro en un lugar pequeño sin cosas a su alrededor que pueda destruir que en un lugar iluminado y amplio en el que se pueda dar la gran vidorra destruyéndolo todo y aprendiendo malos hábitos. Porque sí o sí, el perrillo muerde y la cosa empeora a partir de los cuatro meses. (Siento no poder aportar la foto de mi esposísimo con cara de póquer en ese momento, que sigue empeñado en que el mejor lugar para el perro es el jardín).


Puedes imaginar que esa desoladora teoría sobre el “ evítalo” fue suficiente para reforzar la idea de Paco de exiliar a Brunito al jardín y que nuestro joven adiestrador quedase un tanto decepcionado con esa sugerencia pues le dijo a mi maridito que “para tener al perro fuera mejor se compra un papagayo”(¿?). Poquito, muy poquito tartamudo pero claro, claro sí que es el niño.
No sé yo Berta si este joven va acabar el cursillo de adiestramiento, con este tipo de sugerencia o terminará envasado al vacío como comida para perros!!!.

Así que ya ves, yo que tenía cargo de conciencia por dejar a nuestro Bruni solito en la cocina y ahora resulta que lo estoy malcriando, que con menos vale. Pues así son las cosas…o lo parecen.
Otra cosa importante de la que nos informó apropiadamente, es que si bien el común de los mortales tiende a proteger a los niños de los cachorros, lo que hemos de hacer es proteger al cachorro de los niños- monstruitos juguetones, pues de esa experiencia traúmatica suelen desarrollar los cachorros, cierto instinto de protección hacía sí mismos y en consecuencia, suelen luego gruñir a los diminutos cuando los ven por la calle. En estos casos, la reacción de padre del vandalillo, suele ser coger aúpa a su vástago para protegerle de lo que considera un perro peligroso, y esto no hace sino reforzar la conducta del perro, pasando a ser nuestro perrito directamente un mal mirado, cuando en realidad es la víctima de una mala experiencia.


¿Ves, como te lo decía yo Berta?, que mi Bruno se hiperactiva con los niños y razones no le faltan y es que si yo no tenía ya muy claro a quién debía proteger, ahora por XOO euros ya lo sé.

En cuanto al tema de la mordida (que es lo que más nos desespera) nos indicó algunas técnicas salvajes para la inhibición de la mordida de grado 10 (que debe ser ese grado en el que si sobrevives ganas te quedan de practicar la inhibición) y también para parar el desafío jerárquico del can caso de que se dé (y que es ese momento en el que el perro te gruñe y se piensa que todo el monte es orégano, o que esto es Jauja, o tu imbécil y se quiere poner de jefe).

Bien pues sabes qué que por muy de Jarvar (Harvard) que sean tales medidas, no creo que yo sea capaz nunca de ponerlas en práctica ¡Antes le entrego mi corona de reina!... que meter mi mano en su boca y hacer palanca en su lengua.

“¿y no tienes alguna receta mas química y menos física?” le espeté al guapo adiestrador y ante su atónita cara y antes de que respondiera, miré a Lucía y le dije, alê, alê niña, ve pensado que mano te es de menos utilidad, porque yo no arriesgo las mías por un perro que es tuyo”.

Así que no le quedó otro remedio a la niña que ser ella la que hiciese la clase práctica de inhibición a la mordida. En cuanto a lo de cogerle del pescuezo y zarandearlo para los casos de desafío jerárquico le dije a Paco que tomase nota él del asunto puesto que de macho a macho las condiciones andas como más igualaditas y no voy a ponerme quisquillosa ni feminista.

No se Berta, pero yo creo que antes de llegar el entrenador Sanchìs mi Brunote mordía menos y mi niña no tenía la mano como un colador, ¡Pero qué sabré yo de perros!
Si a mí pobre perro, cuando le digo "baja", vuelve a colocar sus patas en el suelo y cuando le digo "morder no", para de hacerlo... (de vez en cuando al menos). Ahora bien, esto no es porque el perro me entienda según Sanchìs sino que lo que sucede es que a base de oírme el can se aburre y lo deja (¡¡¡¿Esa no era mi hija?!!!), porque en definitiva, lo que hace, es ver que yo finalmente lo ignoro.


Y claro por X00 euros pues no le voy a llevar la contraria y menos a alguien tan majo que está luchando por hacerse un hueco en la profesión y es tan cariñoso, así que punto en boca Berta, y sin bozal; no le explico al adiestrador que mi perro y yo tenemos además un lenguaje visual, como el que yo tenía con mi padre, y que entendía a la primera si quería conservar los pelos de mi entonces abundante cabellera.


Aunque ahora que no nos oye, ayer, lo que es obedecer obedecer, Brunete….nada de nada, pero hay que disculparlo porque hacía una tarde pegajosa y ya me lo tenía él advertido de otras veces, que si hace calor no se mueve, se espatarra en la primera sombra y punto. Y yo, que soy una baturra de tomo y lomo pues que "vamos Brunete, que ahí hay un par de maromos con los que no me gustaría tener que comprobar lo majos que son” y el que me mira y se vuelve a tirar en la siguiente sombra en una especie de “se siente monada pero soy un cachorro y tengo mis derechos”. Y así renqueando y rebozándose en la tierra y en el césped como poseído, pasamos un largo rato. Y luego está lo del tipo aquél a cuatro patas detrás de un seto, (palabrita del niño Jesús), casi me da algo Berta. Vale que el buen hombre estuviera haciendo ese estiramiento conocido como el del gato y que había buscado un sitio discreto ¿Pero cómo puedes hacer ese ejercicio en un lugar repleto de perros sueltos?

Todo un submundo cerca de mi casa y yo sin enterarme hasta que no me he visto en la necesaria obligación. Menos mal que los paseos me traen también gente más normal. Pues chica poco a poco me voy haciendo mi pandilla de abuelitas y adolescentes pues tan sociable es Bruni que no hay perro que no cate a mordisquillos.

En fin Berta, amiga mía que no se si esto de ser nosotros quienes recibamos las lecciones va a funcionar o hubiésemos hecho mejor inversión contratando un adiestrador que “lo domesticase” con su propia mano.


Te mando Guaus para tu Poncho y abracicos para ti.

De cachorros y dueñas (email nº6)




De: Berta


Enviado el: jueves, 23 de septiembre de 2010

Para: Angela

Asunto: Sin noticias





Ángela, por favor, por favor, cuéntame los adelantos del adiestrador Sanchìs y Bruno.


Un beso,


Berta

Yes, we can!

INGLÉS a la carta

Come and enjoy yourself!

Aprende vocabulario inglés de una forma entretenida.

Tarjetas interactivas que nos ayudan a avanzar.

"Me gustó la web quizlet, y enseguida me animé a preparar material para mi propio aprendizaje. Si quieres mejorar tu vocabulario y no tienes tiempo de preparar tu propio material, puede que este sitio te interese. Ve a "Sets" en Come and enjoy yourself!"

Gracias por visitar este blog ¡ Que tengas un buen día!."

"Gacela" (Lux)