lunes, 20 de septiembre de 2010

De cachorros y dueñas (e-mail nº5)




De: Angela
Enviado el: jueves, 20 de septiembre de 2010 18:43
Para: 'Berta '
Asunto: RE: Rv: RV: REMEDIOS DOY QUE PARA MI NO TENGO



Querida Berta,

Ja,Ja Me alegra que hayas recuperado ese ánimo que tanta falta nos hace y tan empeñado anda el mundo en arrebatarnos. Así que Ponchito ha estrenado bozal...
¿No te parece que este de los veterinarios debe ser un poquito como el gremio de los psiquiatras? ¡Me gustaría verlo a él con un cachorro beagle! Voy a decirte algo sin intención de ofender porque tu perro hace exactamente lo mismo que el mío y he llegado a algunas conclusiones.
Definitivamente Berta, el problema no es del perro, sino nuestro, por ser tías. Tu veterinario te respondió exactamente lo mismo que me dice a mi Paco, cada vez que le digo “Cariño, este perro se engorda de la porquería que se come ¿no has visto como están los troncos de la leña?” y él me contesta lo que según acabo de ver en tu e-mail está en su naturaleza de macho contestar “Anda, anda, ¡con lo listo que es Bruno! ¿Cómo puedes creer que se lo traga? ¡lo escupe todo!”. Claro que mi Paco como no es veterinario no me sugiere un bozal para mejorar la cuenta de explotación. Yo te juro, que por más que miro al suelo no veo que el chucho sea tan listo, más bien lo que se lleva a la boca y lo tira, es porque se le cae. Así que sí Berta, como verás el problema lo tenemos nosotras por mirar demasiado al perro o mirarlo mal.
Te aconsejo que cambies el bozal del perro por un paquete de gominolas y mandes a Rocio que como en pulgarcito vaya haciendo un caminito hasta casa de tus padres. Ya verás cómo además de no meterse otra cosa a la boca consigues que Pancho no se estrese con el dichoso bozal. No has hecho mala inversión de todos modos con lo del el bozal, porque te vendrá bien a tí para que te lo pongas en la próxima visita al veterinario y como hay confianza, de paso me lo prestas a mí. Porque te juro que a Brunete le paso lo mismo que a Poncho, el mismo día de la vacuna y tampoco fui capaz de callarme, aunque eso sí, tuve más suerte que tú, porque como a la que le tocó recoger el vómito fue a Lucía, no pudo hacer una tesis doctoral de los hechos, que es lo que hubiese hecho yo, así que con tan escueta descripción, nuestro veterinario concluyo que dicho vómito no tenía importancia y le puso la banderilla de la rabia.

Por cierto, ¿Sabes que hemos empezado a pasearlo con la correa extensible? Mi marido está emocionado, cree que eso le da una libertad al perro que no veas, y yo le digo que sí pero que el chucho debe ir detrás y no delante de nosotros. Y ahora lo pasamos pipa desenroscando al perro de las farolas y los árboles.
¿Te he dicho ya que el otro día se atraganto Bruno mientras comía? Como es un glotón impetuoso yo creo que una de las bolas de pienso se le fue por otro lado. Empezó a hacer un ruido extraño como el de un montón de agua a punto de salir por las tuberías pero por mucho que miraba al grifo de la cocina por allí no salía nada. Paco lo cogió rápidamente, porque por Bruno tampoco salía nada y yo temí entonces que tuviera que hacerle el boca a boca (joer, que asco, pero que asco), pero gracias a Dios, unos cuantos apretones bastaron para que recuperase el aliento y expulsase la bolita, y segundos después, Bruno siguió comiendo como si tal cosa.
En fin Berta que como verás lo mejor después de cualquier atragantamiento es seguir con lo que uno estaba haciendo, pero más despacio, como si tal cosa.

Gracias por tu autorización para el blog, me hace ilusión publicarlo porque lo he pasado genial poniendo humor a nuestro día a día perruno, te paso el enlace cuando esté preparado. ¡Ah!


No olvides que las cosas son como son… y no como queremos que parezcan así que amiga mía pruébate el bozal y ya me dirás si es cómodo pero sobre todo ¡déjate las gafas en casa cuando pasees a Poncho!.

Que tengas una bonita semana, nosotros hoy empezamos con la primera clase de educación básica. Ya te mantendré informada.

Besicos,

Angela

De cachorros y dueñas (e-mail nº 4)




De: Berta
Enviado el: viernes, 17 de septiembre de 2010 12:19
Para: Angela
Asunto: Re: REMEDIOS DOY QUE PARA MI NO TENGO



Estimada Angela,


Afortunadamente, como es viernes, ya veo el final del túnel......
En cuando a lo del blog, pon lo que quieras, no te preocupes.

Te cuento la última de mi perro. Ayer le tocaba la vacuna de la rabia y lo llevé al veterinario y se me ocurrió contarle que Poncho había vomitado y que además había tenido diarrea por la mañana, así que me dijo, que no lo iba a vacunar porque igual no le hacía efecto y me preguntó que si había comido algo raro que le hubiera podido sentar mal.
Yo le dije que raro, raro, lo que se dice raro no, más o menos lo que come todos los días...... papeles de la calle de todo tipo, kleenex, papel de plata, hierbas, colillas, bolsas de patatas......etc..... (Botones, alfombras, calcetines, zapatos, mesas,.......)
Ah, se me olvidaba! y plumas de pájaro (como es un animal de caza, je, je....)
Me dijo el veterinario: "pero los coge y luego los tira no?"
Contesto yo: "no, los coge y se los traga...."
El veterinario: " y qué hacéis?"
Decimos Miguelito y yo: "unas veces, le metemos la mano en la boca y le sacamos lo que lleva y otras veces, le metemos la mano en la boca y no le sacamos nada porque ya se lo ha tragado..."
Y para rematar añade Miguelito: "cuando lo he sacado esta tarde, ha hecho caca con unos hilitos de papel de plata......."

Conclusión: Tenemos un bonito adorno nuevo para nuestro querido Poncho: ¡UN BOZAL!.

Me acaba de llamar mi madre porque lo ha ido a buscar para pasearlo un rato y llevarlo después a su casa, y dice que se para cada 3 segundos a intentar quitarse el bozal. El camino que le cuesta normalmente 10 minutos hacer, ¡hoy lleva media hora y todavía no ha llegado a su casa!.

La verdad, Angela, que aburrirme, no me aburro, pero esta semana no me he sentado en el sofá ni un minuto, ni siquiera por la noche, me voy directamente a la cama.

Muchísimas gracias por tu apoyo

Un Beso,

De cachorros y dueñas (e-mail nº3)

De: Angela
Enviado el: jueves, 16 de septiembre de 2010 9:43
Para: 'Berta '
Asunto: RE: Rv: RV:REMEDIOS DOY QUE PARA MI NO TENGO



Querida Berta,



Pido permiso para incluir tu e-mail en mi próximo post, porque te juro que ha sido como si estuviera viendo a Ponchito, de Ponchote, saltando sobre el plato de tu hija y si te has reído tanto con mi e-mail como yo lo he hecho al leer tu correo, pues me alegro, era mi intención hacerte sonreír.
En los momentos de desesperación recuerda que como dijo el poeta “todo pasa y todo queda” Está claro que has nacido para liderar a todo ese “rebaño” que depende de ti, y si eso es lo que tienes, de sobra tienes también madera de pastora, digo de líder de la manada.

Veamos….

Respecto a la actitud perruna de Poncho tres cositas por si te pudieran ser de utilidad:


-Una, tal y como me dijo a mí en su día el pediatra de mi hija “ten paciencia, mi niña que estos chuchos movidos dan luego grandes alegrías”. Claro que ese “luego” , no se sabe muy bien cuando llega y a veces el camino se hace un poquito largo. Si eso te sucede recuerda entonces aquello de “caminante no hay camino se hace camino al andar” y comprenderás que por algo Dios me está haciendo un guiño con un perro tranquilo (de momento), pues a ti Rocio y Miguelito bien te lo compensan.

-Dos, Es un hecho. Tenemos un cazador-rastreador en casa así que siempre nos queda el recurso de volvernos vegetarianas!!!! ¿te imaginas el tipín y el ahorro en euros de chuletón? Porque lo de enseñarle a fumar para que pierda el olfato esta peor visto.

-Tres. Objetivo importante, apunta también a Poncho a clases de tenis y baloncesto con tus hijos, de modo que desgaste esa super energía que lo hace tan especial. Ahora bien yo a la de guitarra y a la de inglés como que no te lo sugeriría la verdad, porque lo que es viajar, viajar, con un cachorro beagle a nuestro cargo para que practique, va a ser como que no y si no va a poder practicar sus talentos pues no lo veo yo necesario.
Respecto al resto de los asuntos:


-A: En cuanto a la valiente vecina que no sabe que existe internet para amenazar, te sugiero que la invites a mear a tu casa para que lo del líder territorial lo resuelvan entre Poncho y Ella, que parece que algún punto en común, como lo de ladrar tienen.

-B: Nunca, nunca vuelvas con Pocho en brazos, mi niña. Como mucho, te haces un nudo con el rabo-cola (que esta raza ya sabes que lo tiene generoso y pito) y te lo colocas al cuello como un collar-bolso, y guardas la llaves en su boca, ya verás cómo si llora, no será por no ir él al colegio, que en este país cualquiera se adjudica derechos que no le corresponden!!!

-C: En cuanto al ex….es más fácil de lo que parece, te agencias unas botellitas de vinito blanco por ejemplo y cada vez que tu ex brame, haces un chin chin con Jaime. ¿Qué mejor deseo que saber de los quejidos de tu ex? A ver si te enteras mi niña, esa impertinente actitud significa que algo le molesta!!!! Y supongo que no serán precisamente “satisfacciones” lo que le quieres dar no??? Así que por ahí vas bien chica, si brama simplemente hace lo que debe y cuanto más estúpidamente se queje, ya sabes más chin chin. Bueno pues eso, tú ya me entiendes aunque no hablemos mandarín.

-D: En cuanto a lo de la pobrecita Rumana, ahí lo tienes más chungo; ¡pero tampoco desesperes!, que la buena noticia es que por si no lo sabes, el niño no es tuyo!!!! ni se lo puede adjudicar a tu jardinero!!!! ¿Pero, qué tal a tu ex?


Bueno mi niña, espero haber aportado un poco de luz con estos ”remedios doy que para mí no tengo” y si no ha sido así, recuerda que tú misma eres tu propia “luz”. Me he tomado la molestia (todo sea por una amiga) de investigar tu nombre, y como sabrás significa “brillante”. Además fue un nombre muy utilizado por la realeza (¿Y acaso los beagle como Poncho no han estado siempre junto a la realeza?). Pues sí, esa es la Realidad, que eres Santa a la séptima y convives con la realeza.

Aunque querida amiga, tambien te digo que si te has de parecer a alguna de tus Santas y desde luego camino de Santa sí llevas, que no sea a la Beata Bertha de Marbais, virgen, porque suena como que además de acabar chunga no….se divirtió demasiado….

  • Santa Berta de Avenay: esposa, abadesa y mártir. 24 de marzo.
    Cuenta la tradición que San Pedro, en una visión, reveló a Berta la existencia de un importante caudal de agua en un campo vecino, que compró para abastecer al monasterio y al pueblo. Ejerció la caridad sin límite, hasta el punto que los parientes de su marido, al ver que había distribuido entre los pobres el dinero que ellos consideraban suyo, la asesinaron.

  • Santa Bertha de Kent: Reina. 1 de mayo.

  • Santa Berta de Blagny, esposa y abadesa. 4 de julio

  • Santa Bertha de Cavriglia: abadesa.

  • Santa Berta de Bingen. viuda, madre de San Ruperto.

  • Santa Berta de Céntula.

  • Beata Bertha de Marbais, virgen.

  • Santa Berta Mozota, líder de la manada.
*Pd: claro que puedes leer el blog, aunque no sé cuando te va a quedar tiempo!!!! De hecho podrás leer no tardando mucho esta correspondencia epistolar que hemos tenido a ver si hacemos sonreír también a mi fiel seguidor Jesús ….que está echando de menos que no actualice y me dijo que escribiese aunque fuera de perros, pues ala, irá de perros…

Besicos

De cachorros y dueñas (e-mail nº2)

De: Berta
Enviado el: jueves, 16 de septiembre de 2010 10:11
Para: Angela
Asunto: Re: Rv: RV: ESTO SOLO PODIA PASAR EN CADIZ....DE ARTE....PUES ESPERA A VER LO QUE PASA EN MI CASA

Juajuajua, Angela, NO SABES COMO ME HE REIDO!!!
Por supuesto que tienes que escribir, no un comic, sino un libro de memorias "Mi vida con mi Bruno".
Por lo que me cuentas, es la mitad de terrorista que el mío. La semana pasada tuve que tirar un costillar a la barbacoa entero a la basura, porque de un salto se lo mangó a mi hijo del plato y ayer, sin ir más lejos, tuve que hacerle la cena a Rocio dos veces, porque la primera vez, Poncho se tiró al plato como un poseso y se comió la mitad de la carne picada que le había preparado a la niña.
¡Se ha comido una pata de la mesa de casa de mis padres!, cada día se hace más pipí en casa.....


Empiezo a estar un poco desesperada porque en mi casa entre colegios, trabajos, tenis, baloncestos, guitarras, inglés y cosas varias, llevamos unos horarios bastante intempestivos y para la educación de un perro, la verdad es que no es nada bueno.
No sé si te conté que la semana pasada, una vecina que debo tener (porque no la conozco) y que está bastante loca (porque la oigo gritar por el patio), me dejó una nota (anónima pero sé que es ella), quejándose de los aullidos y ladridos del perro, fue el viernes pasado, cuando nos fuimos al cole y al trabajo. Una nota en rotu rojo y toda en mayúsculas y símbolos de admiración y subrayados....... esquizofrénica total. Hablé con el portero, que es muy majo y me dijo que no me preocupara, que nadie le había dicho nada al respecto y que además, que como Poncho era un cachorrito teníamos que esperar a que se acostumbrara.... qué majo,¿ verdad?

El lunes me bajé a las 7.45 con el perro a acompañar a los niños hasta el cole y luego ¡no quería volver a casa!. No sabes cómo lloraba, lo tuve que llevar en brazos hasta nuestra casa porque sólo quería ir a buscar a los niños.
Ahora ya lleva dos días que no llora cuando se van los niños y creo (porque me quedo en la escalera escuchando) que ya no ladra desesperadamente cuando me voy yo a trabajar. Supongo que como son listos, se habrá dado cuenta que aunque ladre no hay nada que hacer.


La verdad es que hacerme cargo de una casa, dos hijos adolescentes, un cachorrito de perro, un ex marido que no hace más que quejarse de los horarios de los niños, de los médicos, de los gastos (pero él no se ocupa de nada, Angela, como te lo digo, sólo se queja).......y para colmo de males, la chica que tengo en casa que se ha quedado embarazada y la pobre está ñoña perdida y le parece fatal cómo la están tratando en la seguridad social, porque no tiene hora con el "tocólogo" hasta dentro de mes y medio, y que no le dicen nada, y que no le hacen nada y "señora, eso será porque soy rumana....... Pobrecita, la verdad es que es muy majica pero ¡otro "problema" más!.

Sinceramente, llevo unos días bastante malos, estoy un poquito sobrepasada.... No sé si es el principio de curso de los niños que me agobia más a mí que a ellos..... Bueno, ya se me pasará.....

Espero...

¿Has visto? yo un libro no, pero para un diario sí que me da. Vaya testamento, te he escrito!!!!

Por cierto, si se puede leer, me gustaría que me dieras la dirección de tu blog.


Un besete,

Berta

P.D. El adiestrador Sánchez supongo que habrá estudiado en Harvard u Oxford porque con ese precio.....

De cachorros y dueñas (e-mail nº1)

De: Angela
Enviado el: jueves, 16 de septiembre de 2010 9:43
Para: 'Berta'
Asunto: RE: Rv: RV: ESTO SOLO PODIA PASAR EN CADIZ....DE ARTE....PUES ESPERA A VER LO QUE PASA EN MI CASA

Heyyy hoy me acordaba de ti, por cierto,


¿Qué tal nuestro sobrino Poncho? Su primo Bruno está genial. Muerde que te muerde.

Llevamos quince días en casa y ya he tirado a la basura la fina cortina que tenía donde duerme, pero no fue culpa suya sino mía y del bajo nivel del equipo de apoyo. Eso nos pasa por no quitarla y anticiparnos al deseo del perro. Está visto que eso de "pensar como un perro" nos va a llevar un poquito más de tiempo. Pues nada, que a este paso el cachorrito y la inopia de mis consanguíneos me dan la escusa perfecta para re decorar la casa.
Tenemos una vida muy activa en asuntos caninos, aunque imagino que no menos que la tuya. Ayer por ejemplo, le pusimos a Bruno la vacuna de la rabia (apuntito estuve de aprovechar el viaje y vacunar a la dueña) y ¡ah! también le colocamos el famoso chip. Que valiente mi Bruni, Berta!!! Te juro que el tamaño de la aguja recordaba a la de mi biopsia.
¿Sabes? Sigue siendo igual de buen perro que hace un mes cuando llegó, pero anteayer tuvo uno de sus memorables momentos “siroco”. Te cuento, yo estaba preparando la cena, unas deliciosas espinacas con….JAMON (también con sofrito de cebolla, zanahoria, piñones, patata frita, y pasas, por si te interesa la receta), y en cuanto el serrano cayó en la sartén, Bruno se volvió loco del olor, y empezó a saltar y ladrar como poseído, ya sabes ese ladrido toque gay pobrecito mío, que gracias a Dios tan poco ensayado tiene pero que acoj..acongoja. Así que sí, me apuro un poco... mucho. Y así de apuradita estaba yo cuando en ese momento un pandilla de diminutos llamarón a la puerta y les expliqué la extraordinaria situación, pues no era el mejor momento para jugar con el perro ¿o tal vez sí lo era? (mejor que se coma un niño que mi cena ¿no?) pues bien, mi dulce sobrina miró hacia la vitro y me dijo “Tía, ¡es que huele muy bien! “ Así es que ya ves Berta, esta vez tampoco va a ser culpa del perro, sino mía, pero bueno, como te iba diciendo, mi delicada voz, tú lo sabes, no es grave pero si hay que impostar y gritar se grita.

Y eso es lo que hice durante un tiempo incalculable, aunque no me sirvió de mucho, la verdad. Si Bruno paró fue gracias a Lucía que bajó corriendo, (supongo que escuchó mi conversación con el animal, y en realidad vino a salvar al perro de acabar en la sartén). Le metió un par de gritos brutotes y un empujoncito leve, lo suficiente para que Brunote se quedase con las orejas gachas en un rincón de la cocina y con carita de "soy inocente hasta que no se demuestre lo contrario".
Por cierto, espero que tu también estés sufriendo estos síntomas de alienación y te descubras a ti misma hablándole al perro, porque yo el otro día sin ir más lejos, le espete “deja de morder mi falda que tienes la cabeza más dura que un perro,” Cundo en realidad un “Morder no” es más efectivo.
Pero la tarde de ayer fue animada y tuvo su segundo acto. Después de regresar del veterinario. Paco tenía que cambiar la batería de la moto y todo chulo, saco a Bruni a la parte delantera de la casa con él como si de un perrito perfectamente “domesticado” se tratara y como si además él, pudiese atender ambas cosas a la vez.

Pues bien, allí estaban los dos tan monos, digo tan “perros”… cuando de repente una decena de niños ¿He dicho decena? Miles, fueron miles, hordas de órdago venidas de todas las urbanizaciones de alrededor (o eso es lo que me pareció, cuando anticipe lo que se nos venía encima) empiezan a gritar: ¡Bruno!, ¡Brunitooooo! y Bruno que los ve se pone en posición Brunote (son viejos conocidos de juegos esquizofrénicos) y empieza a correr como alma que lleva el diablo por la urbanización y Paco que se distrae tira al suelo los miles de tuercas y puntas de una caja que tenía para intentar cambiar la batería y entonces se queda quieto, como asombrado, preguntándose qué hace primero, si cambiar la batería, recoger las tuercas y miles de puntas para que no se atragante el perro o perseguir a Bruno para que no se escape. Y yo, mientras él piensa y se cortocircuita salgo de casa como alma que lleva el diablo y voy recogiendo tuercas del suelo, dando órdenes a los niños y persiguiendo al perro!!!
En fín que vaya vida perra la que me toca!!! Nos llevó su tiempo convencer al cachorrito de que se quedase relajado en la cocina, porque lo primero en ese momento era desde luego, cambiar la batería.
Ahora bien no es menos cierto Berta, que mi chucho (my daughter’s puppy indeed), tiene también uno de esos momentos “iluminati” que le aseguran seguir con nosotros, como por ejemplo, cuando le estoy echando a Lucía el típico y cansino discurso de “niña tu de que te piensas que va la vida y olé”, y él entonces se queda quietecito en un rincón mirándonos y aparentando estar atento, como si se enterase perfectamente de lo que digo y fuera con él más que con su dueña, y entonces cuando acabo el monólogo (agotada de tanto oírme a mí misma) se acurruca a mis pies, Ja,ja, va a ser que su dueña es menos líder de la manada, de lo que se cree.
Pues sabes que te digo???? Que ya va siendo hora que de eso cambie QUE EL PERRO ES SUYO!!!!
En fin, que me pasa con Bruni como con Lucía cuando era pequeña que se me llena la boca de palabras y me da un empacho. Quien me lo hubiese dicho joer que le iba a pillar tanto cariño a un perro en tan poco tiempo!!! Ahora bien, más le vale seguir así y no bajar la guardia que si no, se vuelve a Navarra o donde se tercie, porque con una rebelde en mi vida me vale.
Por cierto, ¿te he dicho que el lunes empezamos con el curso de educación básica?, es con un adiestrador supuestamente homologado en la Dga, lo puedes ver en una web llamada “factoramiguito.com” aunque todo hay que decirlo, y más a una amiga, casi vale más el curso que el perro!!! X00 euros Berta, joer como un Montessori canino. Pero si es que este perro es tan listo…¿para qué necesita un curso de educación? Supongo que soy yo la que quiere andar sobre seguro y avanzar rápido.
Eso sí, ya puede ser espabilado el adiestrador Sanchís, porque sino por X00 euros, va a saber lo que es un cabreo canino de verdad. Esto de tener perro es como una hucha sin fondo, el pedazo de vestido, bolso o cámara que me hubiese comprado, menos mal que “mi Bruno” también me está enseñando a mi cositas, como por ejemplo, los distintos tipos de caca de un perro según lo que se come!!
¿Por cierto Berta? ¿Ya te has planteado lo de la castración??? Porque yo, viendo como no puede evitar morder, pienso en “ello” y en todas esas hormonas caninas disparadas que están programadas para invadirlo (¿Sabes que el otro día conocí al padre de los cachorros de la perra de nuestro vecino Nerón? Y solo tenía un año y poco!!!) pues eso, que yo confieso que sí he hecho mis elucubraciones, y encima de ser la única de la familia que “piensa” casi me hacen picadillo; el veterinario (tío), mi esposísimo (tío) y mi niña (muy tía)!!! Pero si es que no me leen…Berta, y claro, son unos indocumentados. En fin, que tiene sus ventajas hacer cartujo al perro pero parece que les hablo en suajili. Son ventajas importantes a tener en cuenta, como por ejemplo, no padecer cáncer de próstata, darle una vida independiente sin tener que levantar la patita meando al cielo para marcar territorio y no verse obligado a perseguir perras a todas horas. Yo, yo seré la que me ría cuando le dé por ahí al pobre chucho, y no puedan pasearlo tranquilamente.
Soy demócrata, vale, así que acato la mayoría y puesto que la castración de perros puede hacerse a cualquier edad y es este un argumento razonable y suficiente por el momento, esperaré digo, a ver si nos sale rumbero o casto.
¿No crees que debería empezar a escribir un libro sobre beagles? Aunque un libro quizá sea un propósito demasiado elevado, pero para un comic, para un comic, sí daría ¿Sabes dibujar tú, Berta? Tal vez nos salga algo interesante con las historias de Bruno y su amigo Poncho. Que por cierto ni te imaginas como están los dos en la fotos, incluso parecen mejores amigos…jaja, ¿He dicho fotos? Estoy en ello Berta, ya está casi terminado mi compromiso grafíco. Compréndeme, antes de tener al perro, cuando llegaba a casa de trabajar, iba al ordenador a hacer mis cositas, en ese ratito de silencio, pero esa zona ahora, la tengo terminantemente prohibida para el cachorro , así que ahora me tumbo a leer un rato junto a Bruno para que se sienta acompañado y después lo saco a pasear, luego viene el monstruito de mi niña y como de momento no tiene deberes o eso dice (no cuenta lo las asignaturas pendientes) pues porfa porfa un ratito de tuenti y yo me cabreo y me voy a hacer la cena porque eso sí, en mi santa casa, con cabreo o sin él, todos incluidos el perro, son muy europeos y cenan pronto….en fin que se me va la tarde sin haber clavado un clavo.
Bueno mi niña, ya me darás noticias de Poncho para ir preparando el comic….

Abracicos….

Angela
Pd; que majo este correo, igual lo incluyo en mi blog…

viernes, 17 de septiembre de 2010

Un Beagle llamado Bruno


Antes de ser un beagle, Bruno fue un peluche de tacto suave y carita dulce, que acompañó a mi hija durante más de una noche en sus duermevelas.
El peluche en cuestión, resultó ser el único objeto de su infancia por el que sintió un apego importante. Muchos de sus preciosos juguetes acabaron siendo regalados por ella misma, arrojados a la basura por desgaste o salvados en cajas a causa de mi propia nostalgia, más que por el deseo expreso de ella. Pero Bruno, que siempre había sido tratado de forma especial por su dueña, siguió siendo su preferido incluso después de empezar a alejarse de su infancia y entrar en la preadolescencia.

El perrito era tan atractivo que fue también objeto de deseo de mi sobrina pequeña, quién de vez en cuando lo acariciaba y lo abrazaba para después pedirme que se lo regalase. Con cierto dolor, invitaba a la niña a elegir otro juguete de su prima y cuando llegaba su cumpleaños acompañaba el regalo principal con un peluche perro. Pero por mucho que busqué en todas las jugueterías de mi ciudad, no encontré al cabo de los años, ninguno que se le pareciese al especial Bruno y desde luego ninguno exactamente igual a él.
Bruno fue adquirido en una gasolinera camino de la playa o de regreso de ella, no alcanzo a recordar ese detalle y desde el principio de su adquisición lo considere además de un precioso peluche una simpática alerta roja que me ponía en sobre aviso de lo que llegaría más adelante.
No me equivoqué, supongo. Bastaron diez años para que llegase de nuevo la petición de mi hija, esa cuyo apego a Bruno al cabo del tiempo, me señalaba que tarde o temprano volvería a alterar nuestra tranquila existencia. Se da la circunstancia de que unos días antes de ese frágil momento yo había escrito un pequeño relato donde aparecía un perro, el chucho no era en absoluto el protagonista de la historia, pero sí era necesario para su protagonista.
Como si me hubiese anticipado a mi propia realidad, ahí estábamos de nuevo mi hija y yo, debatiendo lo mismo después de un montón de años, solo que esta vez mi hija contaba con una capacidad de convicción mayor y una madre más apaleada por las circunstancias. Tal y como me lo recordaba su cariño por ese peluche, el deseo de tener un perro seguía estando ahí al cabo de los años, como larvado, silencioso, pero no por eso menos real. Y esa tarde de Febrero despertó. Justo en medio de todo su maremágnum existencial, surgió de nuevo, pero esta vez en la voz de una adolescente que estaba viviendo su tiempo más perdido y cuyas heridas supuraban en actos de indolente rebeldía.

No fue fácil tomar la decisión de darle siquiera la mínima esperanza (puesto que había muchas cosas que yo y mi marido debíamos tener completamente claras). Yo habría sido igual de feliz sin un perro, y su padre habría sido igual de feliz sin un can. No me olvidaré nunca de la cara de mi marido y menos de su socarrona respuesta, que no hizo sino constatar que entendió que le hablaba en serio sobre la posibilidad de tener perro. Pero aquella tarde noche y en aquel preciso momento no debía tener mi taza de ego lo suficientemente llena, porque sí le dejé avistar a mi hija una pequeña esperanza. Una posibilidad que sin embargo tendría que ser satisfecha por pequeños retos que ella debería superar sin titubear en su año más agitado.
Durante siete meses puse en marcha un plan y observé de cerca su interés, sus reacciones y su motivación. Analice su persistencia y por supuesto, le fui colocando obstáculos de todos los colores que pude. Le compré un libro sobre beagles que hubo de leer para dar fe de su interés y conocimiento de la realidad sobre la responsabilidad de cuidar a un ser vivo (la sorpresa, fue que el libro acabó subrayado con fluorescente, destacando lo que ella consideraba importante y que además venía a mí entusiasmada a explicarme lo que había descubierto. Reconozco que fue agradable escucharla hablar con tanto interés sobre algo. Continué con mi plan suicida, primero la tenté señalándole las ventajas de otras estupendas razas, más pequeñas o más fáciles de educar, ella escuchaba y siempre encontraba argumentos a favor de los beagle, aún más cuando yo misma le había dado la munición con el libro para ello. Así que, persistiendo como estaba en esa real raza, localicé un criadero a hora y media de donde vivíamos y una vez allí, la invité amorosamente a entrar a las jaulas, para que se viese rodeada de decenas de perros de esa enérgica y rastreadora raza.
Lejos de cambiar de opinión, esa sensación incremento su deseo de ser la propietaria de uno. Pero como yo no estaba dispuesta a ceder sin ponérselo difícil, cuando paseábamos por la ciudad, y casualmente nos topamos con dueños de preciosos beagles y me tomaba mi tiempo (y el de sus pobres dueños) para interrogarles y dirigir la conversación hacia los inconvenientes, sobre tener perro, centrándome en los de esta raza en particular, y desde luego, resultaron ser unos cuantos al menos, en el caso concreto de los ejemplares con los que nos cruzamos. Cuando se marchaban ella decía con total seguridad “Es porque no los tienen bien educados, yo educaré bien a mi perro” y le contestaba, “Puede ser eso, o que vaya en la naturaleza de ese perro ponerlo más dificil”

Pasó el tiempo y la hembra quedo preñada, mi hija empezó a contar los días y a insistirme para que me tomase interés sobre cómo iba el embarazo y cuando por fin los alumbró volvimos al criadero a conocer a la camada. Nos trasladamos con unos amigos que quedaron a su vez hechizados por un ejemplar bicolor. Pasamos allí nuestro rato largo, los niños con sus ejemplares y yo observando cada reacción de mi hija y su interacción con el cachorro, y por supuesto tomando fotos. Al cabo de una hora, dejamos de nuevo a los cachorritos con su madre y nos fuimos. Desgraciadamente y al cabo de unos días la camada enfermó y no pudo ser.
El ejemplar bicolor sobrevivió como un campeón, pero no así alguno de los ejemplares de la camada tricolor. Pensé que aquello le haría desistir a la persistente adolescente, pero no fue así. Un tanto frustrada por supuesto, pero con indomable determinación, quiso esperar a la siguiente camada. Mientras ella no cejaba en su empeño, nuestra esperanza de evitar tamaño compromiso se alejaba. Pasado un mes, el criador ya disponía de otros ejemplares de dos meses y medio preparados para ser adquiridos y mi hija y su padre (yo tenía trabajo) volvieron por tercera vez al criadero y allí eligieron a uno de los tres machos de la nueva camada. Porque esa es otra, si o sí tenía que ser macho y llamarse Bruno. Mi único consejo a esas alturas de lo inevitable fue que eligiese al más tranquilo, con aspecto sano pero tranquilo y que antes de decidirse los observase detenidamente. Por supuesto doña ideas fijas, no pudo prometerme que así lo haría, sin embargo, por suerte para todos, incluido el perro, es lo que finalmente hizo. Eligió a un diminuto beagle de dos meses, bonito y tranquilo, y desde el minuto cero fue un perro más fácil de lo que yo personalmente esperaba.

Nunca olvidare el momento en que vinieron a la oficina a enseñármelo. Realmente era un ejemplar precioso. Alegría, expectación, agobio e incertidumbre. Todo junto en ese mismo instante, eso supongo fue lo que sentí.
Bruno acaba de cumplir su primer mes en nuestra familia y sin embargo parece que lleve con nosotros desde siempre. A la semana de estar con nosotros ya aprendió su nombre (o lo parecía) y a los pocos días respondía pequeñas ordenes como, búscala, dámela, siéntate, despacio y no, y por supuesto hay pruebas fidedignas filmadas que lo demuestran. Eso y de su primer baño, paseo, y juegos. Aunque lo del “No”, para ser precisos es una especie de “si pero no” cuando de morder se trata. Como buen cachorro nada le gusta más que tener en la boca algo que morder y esto por supuesto ha ocasionado ya algunos desperfectos en casa, cosillas que le disculpo con la esperanza de que pase pronto.

Bruno es en este momento un perro sociable que no ha dejado de recibir múltiples halagos y caricias desde que lo tenemos. Hemos descubierto un extraño mundo junto a nosotros que no sabíamos que existía. Sí o sí nos ha socializado también a nosotros pues hacía años que no hablábamos con tantos desconocidos en la calle. Imposible dar dos pasos sin que alguien no nos detenga, lo achuche, lo bese, o quiera incluso ¡hacerse una foto con él!. Las anécdotas se acumulan y él acostumbrado a tanta expectación ahora se queda extrañado cuando paseamos y alguien haciendo footing o caminando, no se detiene a decirle algo. Ha secuestrado nuestras vacaciones anuales, si. Todas, sí. Y cambiado nuestras costumbres por completo, eso también. Nuestra casa se ha llenado de niños otra vez durante unos cuantos minutos al día y Bruno que disfruta a tope de ese loco momento, que le hace acabar histérico y agradecido, cuando termina, se va adaptando a todo. Nuestro césped que dejo de ser pisoteado en el último cumpleaños infantil de mi hija es ahora el paraíso donde el perro campa a sus anchas.

Es un dandy nuestro can, un perrito guaperas que en nada, tendrá ya el tamaño de un beagle adulto y yo habré duplicado el número de adolescentes en mi casa y mientras el número de admiradores habrá descendido.
Con la vida laboral normalizada y el curso escolar iniciado, cuando llegamos a casa, hay trabajo para todos y todos hemos entendido la parte de compromiso que le debemos a este hermoso perro. Mi marido y yo, hemos pasado nuestras esperadas vacaciones mirando un perro, con el cubo a la derecha y la fregona en la mano. Hemos entregado nuestro tiempo y nuestro más que merecido descanso a un perrito que ni mi marido ni yo necesitábamos en absoluto. Pero como muchos padres, si algo es necesario para un hijo, entonces lo es para nosotros. Y confirmamos lo que ya sabiámos, que los perros son de los padres y que lo único que diferencia a unos de otros es el tanto por ciento de implicación, pero salvo en honrosas excepciones el 80 siempre el nuestro.
Pero Bruno es un cachorrito que está ayudando a mi hija en muchos sentidos. Cada día intentamos que el perro sea un motivo de unión y no de división. Incluso cuando cualquier escusa es buena para liberarse de sus obligaciones.
Nos queda un largo camino por andar y muchas cosas que descubrir acerca de los perros y sí también acerca de nosotros mismos. Antes de tener a Bruni, Brunote o Bruno, según la hora del día y mi humor…., me daban pánico las patas de los perros, que se apoyasen en mí me erizaba la piel, su boca era lo más asqueroso que podía imaginar y las sensación caliente de su cuerpo me era extraña, solo acariciarlos superficialmente me gustaba, era el único contacto físico que me permitía con los perros en general. Aunque la verdad es que siempre tomé cariño a todos los perros con los que conviví en mi infancia, como Trosqui o Dino, ambos cazadores o después a los de mis amigas, al hermoso collie de mi amiga Canadiense, o la cariñosa cooker Kika, todos me mostraron lo fácil que es llegar a apreciar a un perro. ¡Claro que de ninguno de ellos fui yo la responsable!.

Solo ha pasado un mes y por supuesto ya le he sacado cosas de la boca a nuestro perro, lo he cogido en brazos cuando he estado con alguien a quién le asustan lo perros y por supuesto lo he sacado a pasear pese a tener que toparme con otros perros de tamaño descomunal. Hemos simplificado la decoración de casa en los espacios donde sí puede estar el perro, nos hemos acostumbrado a convivir con el papel de periódico por zonas de la casa y a tener los estores siempre levantados y por supuesto a recoger excrementos de todas las formas posibles con rastrillo y con bolsas.
Sí. Yo, lo repito, podría haber sido igual de feliz sin un perro, pero tengo que reconocer que Bruno nos está mostrando un mundo interesante, con muchos más matices, pero sobre todo siento, que en este viaje todos los miembros de la familia estamos descubriendo cosas importantes sobre nosotros mismo que ignorábamos. Como el valor de Sofía cuando protegió a su perro del ataque de uno mayor o a ser generosos con nuestro tiempo sin esperar nada a cambio.

Mi hija, su dueña al fin y al cabo, tiene ahora tareas y responsabilidades de las que antes de tener a Bruno carecía, ella eligió que fuera así y cada día tendrá que luchar con su propia bendita condena. Cada mañana desde que ha empezado la rutina del colegio se levanta a sacar a Bruno al jardín, a darle de comer y a limpiar y fregar la zona en la que ha dormido, y alguno que otro trata de escaquearse. Los fines de semana debe ocuparse de hacerle compañía y sacarlo a pasear. Además de ir al veterinario siempre que sea necesario. El resto de las necesidades de Bruno las cubrimos por supuesto su padre y yo, y aunque a veces agota pensar que depende de nosotros y las limitaciones que eso supone en nuestra vida, no es menos cierto que este pequeño perro se ha hecho querer enseguida, por guapo, por listo, por cariñoso y dar más de lo que recibe. Mi hija ha tomado consciencia de la importancia de tener un perro educado, sano y feliz y de lo que sí o no, se le debe permitir (ejercicio, comida, disciplina, caricias, premios). Y lo cierto es que la niña sí, parece tener un don (que funciona cuando lo utiliza, claro). Mientras todo sucede yo mantengo la intriga de saber quién acabará educando a quien.

Uno de los interlocutores propietarios de beagle con los que hemos hablado, es hijo adolescente de un vecino que ahora vive con su madre y a quien hace poco nos cruzamos paseando con su beagle. “Pues ahora se está portando bien”, le dije refiriéndome a su perro quien yacía tumbado dejándose hacer las perrerías de Bruno, y añadí “¿Qué más quieres?”. Y el muchacho taladrado por piercings y vestido con una estudiada ropa rota contestó con su broca voz y sin titubear: “¡Que me obedezca!”, “ah, exclame yo sonriendo. Te entiendo. Quieres exactamente lo mismo que los padres deseamos de los hijos” Vale, fue un golpe bajo para los dos adolescentes y será casualidad pero desde entonces mi hija comprende algunas cosas mucho mejor.

Yes, we can!

INGLÉS a la carta

Come and enjoy yourself!

Aprende vocabulario inglés de una forma entretenida.

Tarjetas interactivas que nos ayudan a avanzar.

"Me gustó la web quizlet, y enseguida me animé a preparar material para mi propio aprendizaje. Si quieres mejorar tu vocabulario y no tienes tiempo de preparar tu propio material, puede que este sitio te interese. Ve a "Sets" en Come and enjoy yourself!"

Gracias por visitar este blog ¡ Que tengas un buen día!."

"Gacela" (Lux)